La adoración eucarística es un venero de vida espiritual, un cauce para orar y reparar, interceder y alabar.
La adoración eucarística,
prolongación de la Misa,
incluso en su forma externa, llama e invita al silencio y a la quietud,
centrando todo en Jesucristo, presente en el Sacramento. Viviendo así la
adoración, será la liturgia verdaderamente fuente y cumbre de la vida de la Iglesia, porque la
adoración es la actitud normal y exclusiva de la criatura con su Creador, del
siervo con su Señor, de la
Iglesia con Cristo.
El culto a la Eucaristía fuera de la Misa no es sino la
continuación a lo largo de los siglos de la actitud contemplativa de María a
los pies del Señor, aquella que escogió la mejor parte y que nadie se la
quitará, y que denota la esencia eminentemente contemplativa de la Iglesia, de la Ilgesia Orante y
Oyente de la Palabra
(igual que Abrahán, postrado ante Dios en la teofanía de Mambré).
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Hoy el cristiano necesita de la
soledad y del silencio como condición sine qua non para encontrarse con
Jesucristo, para hablar con Él, para sentirse amado por Aquél que se entregó
por todos y cada uno. La noche del diálogo entre Nicodemo y Jesús, ruidos y
voces apagados, se prolonga también hoy en la oración silenciosa y contemplativa.
La
adoración eucarística es el desierto en medio de la gran urbe, el manantial
deseado en el peregrinar -desértico- de la existencia. La adoración eucarística
es encuentro amoroso con el Señor Jesucristo, que real y sustancialmente
presente, entra en diálogo con el hombre, le muestra su amor, y, como brisa
suave, alivia el calor y el cansancio de su rostro de tantos trabajos, tantas
ilusiones frustradas, tantos engaños, tanta vaciedad del mundo. Sin desierto no
se forja el pueblo del Señor, sin desierto no se forja el cristiano. No es
exageración: hoy más que nunca hace
falta la posibilidad de una soledad rica y gratuita, de un silencio
interior para escuchar, de una intimidad personal, de amistad, con Jesucristo.
La
exposición del Santísimo será espacio de desierto si se rodea de serenidad,
silencio contemplativo, paz. Nunca ritmo acelerado, sí ofreciendo espacios
grandes para la oración personal. Esta adoración eucarística será el desierto,
sí, pero germinará: sin oración, sin hablar con Jesucristo, tratando de
amistad, sin sacar amor, sin hablar de corazón a Corazón, ¿es posible el
cristianismo?, ¿es posible la vida cristiana?, ¿es posible el crecimiento
personal? ¿Es posible trabajar por la plantatio Ecclesiae y construir el Reino?
Esta
adoración eucarística es medio privilegiado y exclusivo de oración con el
Señor, y es alma de una comunidad, fuente de renovación e impulso de santidad.
La santidad de una parroquia encuentra estímulo y fortaleza renovada en esta
oración.
Soy una amante de la Eucaristía, la necesito como el cuerpo necesita el alimento.
ResponderEliminarAdemás de recibirla cada día, necesito horas extraordinarias a los pies de Señor.
Ahí se soluciona todos mis problemas, transforma todo mi ser...me enamora este
Dios oculto, pero tan vivo...¡Bendito y alabado sea por siempre!
D. Javier le deseo una Santa semana. Y a toda la comunidad; mis mejores deseos.Hace tiempo que no vengo pero estáis en mi pensamiento, en mis oraciones.Un abrazo.
Marián:
EliminarMe alegro de verla por aquí.
¡¡Sin Él no somos nada!! Todo lo que hagamos por propagar la adoración eucarística redundará en bien de la Iglesia y de las almas.
Hola BUENOS DÍAS
ResponderEliminarSoy Ana Borges de Libertad Digital y esRadio y os escribo porque estamos muy interesados en entrevistaros en la radio.
Todos los viernes tenemos una sección en la que dedicamos 5 minutos a entrevistar por teléfono a algún blog que nos llama la atención o que tiene mucho éxito y creo que el vuestro merece mucho la pena sobre todo dado las fechas que son, Semana Santa.
Si me pudiérais facilitar un número de tlf para tratar este asunto os lo agradecería mucho.
Muchas gracias de antemano
Te dejo mi correo: anaborges.eslatarde@gmail.com
Ana:
EliminarSaludos cordiales.
Déjeme que lo piense, pero en principio mantengo mis reservas: no tengo soltura ante la radio ni ante la tv, y me cuesta mucho.
No obstante, emplazo desde aquí a algunos lectores y comentaristas a que den el paso y lo hagan ellos, porque llevan aquí años, saben porqué existe el blog, qué se hace, porqué se inició.
Un saludo.
Padre Javier, yo le animaría a ello. Por las pocas homilías que le he escuchado creo que lo haría muy bien. Siempre hay una primera vez para todo. Lo mismo le coge el truco y el gusto.
Eliminar“…la actitud contemplativa de María a los pies del Señor…”. En el Evangelio de hoy, - María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume -.
ResponderEliminarTú que subiste a Jerusalén para sufrir la pasión y entrar así en la gloria, conduce a tu Iglesia a la Pascua eterna (de Laudes).
Me da por pensar, que por esas cosas que tiene DIOS, EL está deseando que estemos con EL. Ahí está EL, En ningún sitio mejor. Alabado sea DIOS. Sigo rezando. DIOS les bendiga.
ResponderEliminarLo que dice el libro de los Prov: "su delicia es estar con los hijos de los hombres".
EliminarPero... espero que esos "hijos de los hombres" se dediquen también a estar con Él. No hay cosa más triste que prolongar días y horas la adoración eucarística y ver que apenas entra nadie para rezar...
Disfrutar de DIOS es una de las fuentes de Gozo y de Alegría más intensas de la VIDA. Si, Padre, es triste. De las homilías que he escuchado, muy pocas son dedicadas y hacen hincapié en disfrutar de DIOS en la Adoración. No he escuchado muchas homilías suyas, Padre Javier, así que en su caso no sé si predica sobre el Gozo de Disfrutar de DIOS en la Adoración. Para mi, esa es la Fuente de Alegría más intensa posible. Alabado sea DIOS. DIOS les bendiga. Sigo rezando. Y si, ciertamente, es muy triste.
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