martes, 28 de mayo de 2013

La resurrección es corporal

Aun cuando es difícil de explicar y de expresar con términos humanos en el lenguaje, la resurrección es una realidad que afecta a lo corporal. Es un "volverse a levantar" (surgere) cuando uno ha estado durmiendo en el Señor en un "dormitorio"; ya sabemos que cementerio es "dormitorio". Allí, en el cementerio, duermen en el Señor nuestros hermanos, a la espera de poder levantarse a la vida nueva y plena.


La resurrección de los muertos es artículo de fe. Rezamos en el Credo: "Espero la resurrección de los muertos" y en el Símbolo de los apóstoles: "Creo en la resurrección de la carne".

Por la resurrección del cuerpo del Señor, triturado en la cruz, la resurrección es posible y real. El cuerpo, sembrado corruptible, se despertará incorruptible; el cuerpo carnal se elevará cuerpo espiritual. Ahí está todo el capítulo 15 de la primera carta a los Corintios para iluminar, en lo posible, esta verdad última de la vida.

El espiritualismo, queriendo destacar más la trascendencia, niega o reinterpreta mal la resurrección y prefiere aplicarla únicamente a su alma, a su espíritu. Pero este concepto no es cristiano, no responde a la verdad de lo que los apóstoles vieron en el Cuerpo del Señor, tocaron, comieron con Él. No era un espíritu, sino Él mismo en su humanidad, en su carne glorificada.

"En cualquier caso, el pensamiento del Apóstol es claro: la negación de la resurrección corporal desintegra los fundamentos mismos de la fe y acaba con la genuina esperanza de la salvación, que no puede ser sino una salvación encarnada y escatológica. Una diversa interpretación de la salvación (sea en una versión espiritualista y presentista de la resurrección, sea en la forma de una inmortalidad del alma) es repudiada como ajena a la fe y a la esperanza cristianas, puesto que entraña un error cristológico (el olvido o depreciación de la muerte y resurrección de Cristo, como evento difuminado en un pasado ya indiferente), un error antropológico (sólo vale lo que atañe a la esfera de lo espiritual, lo no pertinente a la esfera de lo somático) y un error teológico (pues la fidelidad de Dios se nos revela cabalmente en el acontecimiento que los corintios ponen en duda: la resurrección de los muertos)" (RUIZ DE LA PEÑA, J.L., La Pascua de la creación. Escatología, BAC Sapientia fidei 16, Madrid 1998, 2ª ed., p. 153).

La resurrección, el último momento de la historia de la redención, atañe a nuestra corporalidad, a nuestro cuerpo, como también al alma. Es toda la persona creada y redimida la que está llamada a la resurrección y a la vida feliz, la vida eterna, perdurable.

Se ha de precisar bien qué entendemos o qué decimos con "cuerpo".

"Conviene advertir que en vocabulario paulino el término cuerpo no denota una parte del hombre opuesta a otra (el alma); cuerpo en Pablo significa siempre alhombre entero en su capacidad de relación, en su ser con los otros y con el mundo. Hablando, pues, de "cuerpo espiritual", el Apóstol está tratando de decir lo que luego expresará con otra palabra: "todos seremos transformados" (v. 51s). La fe en la resurrección implica una dialéctica entre continuidad y ruptura, identidad y mutación cualitativa; el sujeto de la existencia resucitada es el mismo de la existencia mortal, pero no es lo mismo; ha experimentado una profunda transformación. Dentro de la identidad, hay que mantener la estructura somática de una y otra forma de existencia, no ya como aspecto parcial del hombre, sino como momento constitutivo de esa identidad; el ser humano es -y no sólo tiene- cuerpo. Pero la mutación cualitativa alcanza al "revestimiento de lo corruptible y mortal por lo incorruptible e inmortal" (v. 53s): el hombre-cuerpo deviene 'cuerpo espiritual'" (Id., p. 155). 

Ajustemos, pues, nuestro lenguaje para que sea un lenguaje cristiano que sea acorde con la fe.

13 comentarios:

  1. La resurrección de Cristo es la confirmación categórica de la esperanza cristiana: Dios no abandonará a sus elegidos en el poder de la muerte. San Pablo al hablar de la resurrección se refiere a la permanencia del yo en dos formas diferentes de existencia; vuelta a la vida en un modo nuevo de existir.

    En palabras sencillas de un sacerdote y físico, el padre Carreira: la materia da un modo de existir al espíritu en la vida terrenal; el espíritu da un modo de existir a la materia después de la resurrección.

    Muchas de las objeciones que se presentan a la resurrección traen su causa de no poder comprender un modo de existir sin fundamentarlo sobre las experiencias sensoriales en un marco espacio-temporal.

    Sin embargo, lejos de soberbia cientificista, los hombres de ciencia han de admitir que grandes enigmas están planteados en la Ciencia Física: el movimiento de una partícula desde un lugar a otro sin pasar por la distancia que los separa, el desplazamiento de una partícula como una onda…

    Y “por llevarme el ascua a mi sardina”…, parafraseo la última frase. En general e independientemente del tema en concreto: los católicos, a todos los niveles, deberíamos ajustar nuestro lenguaje para que sea un lenguaje cristiano acorde con la fe. Explicarlo muy bien, como hace la entrada ¡Perfecto! Desvirtuarlo ¡No! Porque como decíamos ayer: ninguno de nosotros empieza de cero.

    ¡Que maravillosa rosa! En oración ¡Qué Dios les bendiga!

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    1. Julia María:

      La rosa con su rocío pertenece a mi colección privada de fotos. ¡Qué cosas me gustan hacer, Dios mío!

      Me parece muy buena su explicación - aportación.

      Creo que la catequesis de hoy estaba clara. La resurrección no es un concepto que se aplique al alma, sino al cuerpo-carne, porque el alma es inmortal y no muere. El espiritualismo sólo subraya la trascendencia del alma y desprecia el cuerpo. ¿Queda claro? Pues alguien me ha escrito diciéndome que he negado la inmortalidad del alma diciendo que eso no es "un concepto cristiano".

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    2. Si no es admisible sostener que el espíritu proceda de ningún tipo de evolución genética, tampoco es admisible un espiritualismo que niega realidad a la materia, o la considera como una carga pesada y extrínseca al hombre, de la cual debe librarse el alma definitivamente en la muerte. Tal dualismo es equivocado en la economía de la encarnación-salvación y en la percepción de la materia sólo en coordenadas espacio-temporal, además de ser filosóficamente ilógico.

      No es el Hombre un alma-espíritu encarcelado en la materia, sino una realidad misteriosa en que ambos elementos constitutivos, tan dispares, sin perder su distinción se aúnan en un orden nuevo y único. En términos de la filosofía tradicional aristotélico-tomista y de Teología católica, alma y cuerpo son “sustancias incompletas”, de cuya unión Dios constituye al Hombre como sustancia completa, para el bien total de un único ser. Ambos elementos constitutivos están ordenados el uno para el otro con una dependencia mutua en el comenzar a existir y en el obrar, aunque cada uno tenga su actividad propia.

      Espiritualismo y materialismo son malos consejeros que conducen, y lo han hecho en toda época, a la no comprensión ni del concepto ni de la realidad que éste expresa y, en consecuencia, a la distorsión del lenguaje.

      Buenas noches

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    3. Precisión: la entrada era perfectamente comprensible, con carácter previo a cualquier comentario.

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    4. Julia María:

      ¡¡Gracias!!

      Ayer acusaron esta catequesis de "confusión". ¿Seré hereje y no me he enterado? Pero no, resulta que "la entrada era perfectamente comprensible", según sus palabras. Gracias de nuevo.

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  2. Hermosa rosa y hermoso texto, y hermoso regalo, la muerte, que nos ha concedido DIOS para redimirnos y tenernos junto a EL, para siempre. Alabado sea DIOS.
    Sigo rezando. Muchas gracias, Padre. DIOS les bendiga.

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    1. Antonio Sebastián:

      La muerte no es un regalo en sí. Siempre es un mal. Recordemos que san Pablo hablaba -1Cor- de que él preferiría ser revestido en esta carne y evitar así la muerte. Pero, por la fe, entendemos la muerte de otro modo: como paso-Pascua que nos une a Cristo y da entrada a la vida eterna.

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  3. Padre Javier:

    Agradezco la precisión y la puntualización. Si, San Pablo prefería eso. No sé hasta que punto mis preferencias son las mismas. Me limitaré pues, a aferrarme a la FE, y considerarla como entrada. Esperaré haciendo la cola, como si estuviera en lista de espera en la seguridad social. Esta mala noche, en esta mala posada no da, nada más que para eso. Alabado sea DIOS.
    Sigo rezando. DIOS les bendiga.

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    1. Le recuerdo que en las Escrituras se dice que la muerte entró en el mundo por envidia del diablo. Así que muy buena, o un regalo, no se puede decir que lo sea. Lo último que hará Cristo será someter al diablo, al pecado y la muerte como estrado de sus pies, cuando todo le sea sometido.

      Buen día.

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    2. Padre Javier:

      No seré yo quien polemice con Usted sobre las Escrituras. Yo pensaba que el pecado entró en el mundo por envidia del diablo. DIOS en lugar de apartarnos de EL para siempre, como pasó con el diablo, nos concedió la muerte, para que una vez superada y vencida por Jesucristo podamos volver a presencia de Nuestro CREADOR.
      Parece que debo de dejar de pensar eso, porque puede ser incluso herético. Así que le agradezco mucho que me haya sacado del error.
      Yo no sé como viviré la muerte cuando me llegue, pero a día de hoy, la idea de morir me resulta profundamente consoladora. También vivo la muerte con un profundo agradecimiento hacia DIOS. Peculiar, que siendo la muerte cosa tan mala, me procure sensaciones tan confortadoras. Posiblemente, pudiera ser suscitadas por el diablo, siempre tan engañador y envidioso de los hombres, porque los hombres si tenemos la muerte (la muerte y lo que conlleva, regresar al Padre) y el no.
      Una vez más, muchas gracias por sus consideraciones. Reflexionaré para cambiar el chip, y no cejaré hasta cambiarlo.
      Muchas gracias por todo. Sigo rezando. DIOS les bendiga.

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    3. Sb 1, 13-15; 2, 23-24

      "Dios no hizo la muerte ni goza destruyendo a los vivientes. Todo lo creó para que subsistiera; las criaturas del mundo son saludables: no hay en ellas veneno de muerte, ni el abismo impera en la tierra. Porque la justicia es inmortal. Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser; pero la muerte entró en el mundo por la envidia del diablo, y los de su partido pasarán por ella".


      Y San Pablo en 2Co 5,1-5:

      "Porque sabemos que si se destruye esta nuestra morada terrena, tenemos un sólido edificio que viene d eDios, una morada que no ha sido construida por manos humanas, es eterna y está en los cielos. Y, de hecho, en esta situación suspiramos anhelando ser revestidos de la morada que viene del cielo, si es que nos encuentran vestidos y no desnudos. Pues los que vivimos en esta tienda suspiramos abrumados, por cuanto no queremos ser desvestidos sino sobrevestidos para que lo mortal sea absorbido por la vida; y el que nos ha preparado para esto es Dios, el cual nos ha dado como garantía el Espíritu".

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    4. Padre Javier:

      Una vez más he leído a San Pablo en 2Co 5 1-5. Reconozco que esta muy conforme con mi percepción. Tal vez, como no tengo ninguna formación, mi expresión no haya sido la más acertada. La frase, por ejemplo: "los que vivimos en esta tienda suspiramos abrumados, por cuanto no queremos ser desvestidos, sino sobrevestidos para que lo mortal sea absorbido por la vida" es algo compartido.
      Sigo pensando que el diablo cuando infectó al hombre con la muerte para aniquilarlo, se metió un gol en propia meta. Le salió el tiro por la culata. Por que DIOS lo utilizó para sobrevestirnos y para que lo mortal sea absorbido por la vida. Si, EL que nos ha preparado para esto es DIOS, y su garantía es el Espíritu. Y eso es un gran regalo de DIOS. Lo mortal es absorbido por la vida, ¡¡¡qué gran regalo!!!.
      Por favor, Padre Javier, si estoy en un error, hagamelo saber. Estoy aquí para aprender.

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  4. Padre Javier:

    DIOS no hizo la muerte, ni goza destruyendo a los vivientes. Eso no lo dudo, pero ya que el diablo la ha introducido para aniquilar al hombre, DIOS, que hace muy buen uso de todo, la ha empleado para todo lo contrario, para darnos vida y dárnosla eterna. Y tengo para mi, que DIOS todo lo transforma, y así lo que el diablo hace para nuestra perdición, por pura envidia, DIOS lo aprovecha para acercarnos a EL, para llevarnos a su presencia. Y ese es el hermoso regalo que de ahí nos trae el SEÑOR. Que lo que estaba diseñado para nuestra destrucción por el padre de la mentira, DIOS lo ha convertido en el gran instrumento para darnos la VIDA.

    Muchas gracias, Padre Javier por estos textos, hermosos y hondos. Como ya le comenté seguiré reflexionando (ahora con estos textos también) para cambiar el chip, e interiorizar esta nueva propuesta y hacerla mía. No descansaré hasta que lo consiga. Muchas gracias padre Javier, por enseñarme tan pacientemente. Abrazos en CRISTO.
    Sigo rezando. DIOS le bendiga.

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