"Hijo, ármate de paciencia, que es la mayor virtud del alma, para que puedas rápidamente ascender a la sublime perfección.
No le pidas a nadie un pago por tu paciencia, para que en el futuro puedas recibir del Señor eterno un pago eterno.
La paciencia es un gran remedio para el alma, pero la impaciencia es la ruina del corazón.
Pues gracias a la paciencia se aguarda con esperanza el bien futuro; y, así, lo que no se ve lo abraza como si fuera lo que sí se ve"
(S. Basilio Magno, Exh. a un hijo espiritual, n. 6)
Gracias san Basilio. “Mano de santo”, la entrada, ya no me voy a Tombuctú... Paciencia tan perseguida y tan esquiva… ¿Hasta cuando, Señor, hasta cuando va a durar tanta mediocridad?
ResponderEliminarEn oración ¡Qué Dios les bendiga!
Breve, y contundente. ¡Hecho tanto de menos homilías como esta!
ResponderEliminarMuchas gracias, Padre, DIOS le bendiga. Sigo rezando