viernes, 17 de febrero de 2012

Pensamientos de San Agustín (VIII)

La espiritualidad agustiniana tiene filones siempre por explorar, vetas de mineral purísimo para extraer. 

Vamos a seguir con ese ejercicio.


La soberbia es lo más opuesto a Dios: es el pecado del Maligno, el pecado de Adán, el pecado de quien prescinde de Dios para convertirse él mismo en un pequeño dios. Sin lugar a dudas, la soberbia -y cualquier pecado- acarrean consecuencias, dejan al alma herida y con el germen de otros pecados. Habrá que limpiar la herida, desinfectarla y procurar cerrarla. ¿De qué manera?
Nunca el enemigo nos derriba más fácilmente que cuando lo imitamos en la soberbia, ni le infligimos dolores más intensos que cuando sanamos las heridas de nuestros pecados mediante la confesión y la penitencia (San Agustín, sermón 351,6).
En la vida cristiana, la Comunión de los santos supone una plegaria continua y asidua unos por otros. Es invisible, entra dentro del Misterio, pero es un intercesión real y eficaz (¿acaso no es ese el compromiso concreto de los miembros de este blog, rezar unos por otros y todos por todos, como comunidad católica virtual?). Pues su fundamento no es otro que la vida de oración de la Comunión de los santos.
No penséis, hermanos, que vosotros necesitáis de mis oraciones, pero yo no de las vuestras; recíprocamente tenemos necesidad de las oraciones de unos por otros, puesto que las mismas oraciones de unos por otros se encienden con la caridad y son un sacrificio de olor suavísimo que se ofrece al Señor desde el altar de la piedad (San Agustín, Sermón 305A,10).
San Agustín posee una capacidad grande para explicar, emplear metáforas, y que éstas, además, sean novedosas. Por ejemplo, para explicar el camino hacia Dios señala que hemos de caminar con los dos pies; ¿cuáles? Los dos pies son los dos mandamientos. Entonces "correré por el camino de tus mandatos".
Tus pies son la caridad. Ten dos pies, no seas cojo. ¿Cuáles son los dos pies? los dos preceptos del amor: el de Dios y el del prójimo. Con estos pies corre hacia Dios, acércate a él, porque él te exhorta a correr y él de tal modo derrama su luz, que puedes magnífica y espléndidamente seguirle (San Agustín Comentario al Salmo 33 8.2,10).
De nuevo, una vez más, un toque de atención con san Agustín sobre la interioridad. Hablamos mucho; hay personas que no saben nunca estar calladas, tienen que hablar de lo que sea, porque son incapaces de reconocer el verdadero valor tanto de la palabra personal -para comunicar verdad- como del silencio personal -para contemplar la verdad-. Hablan de cualquier tontería, pero constantemente, aburriendo a quien les tiene que sufrir al lado pacientemente; hablan, comentan, opinan, preguntan para indagar las cosas más anodinas... Sin embargo, el método cristiano no es la charlatanería, sino la interioridad:
¿Por qué quieres hablar y no oír? Siempre quieres estar fuera y rehúsas estar dentro. El que te enseña está dentro. Cuando tú enseñas, sales fuera a los que están afuera. En el interior oímos la verdad, pero hablamos a los que están fuera de nuestro corazón (San Agustín Comentario al Salmo 139,15).
Pensamiento y deseo. El deseo siempre es mayor, más fuerte, porque muchas veces ni siquiera es pensado, reflexionado, hecho consciente. No olvidemos, por ejemplo, hasta qué punto es fuerte el deseo de Dios que lleva al alma a buscar sosiega incluso por caminos erróneos; pero es un deseo insaciable que tira del hombre.
Menos es pensar que desear. Pues pensamos todo lo que deseamos, pero no deseamos todo lo que pensamos, ya que algunas veces pensamos lo que no deseamos (San Agustín. Carta contra los pelagianos 2,8,18).
Siempre es una gracia la fe y la caridad. Nuestra naturaleza humana está preparada y abierta para recibirlas, pero no está a nuestro alcance poseerlas. Es don y gracia de Dios.
El poder tener la fe, como el poder tener la caridad, es propio de la naturaleza del hombre; mas el tener la fe, del mismo modo que el tener la caridad, sólo es propio de la gracia en los que creen (San Agustín. Tratado sobre la Predestinación de los Santos 5,10).
Una última palabra, cercana la Cuaresma, sobre el ayuno:
Considerad, pues, a quiénes debéis aquello de que os priváis para que la misericordia añada a la caridad lo que la templanza sustrae al placer (San Agustín Sermón 208,2).
Son palabras de San Agustín reconfortantes. Una vez más -y toda esta serie íntegra-, gracias a la recopilación de Miserere.

14 comentarios:

  1. Encantado de servir de fuente de los pensamientos agustinianos.

    AL penúltima frase me gusta especialmente, ya que diferencia la potencia que tenemos en nuestra alma y la necesidad de la Gracia de Dios, para que esta potencia se haga hecho.

    Somos recipientes agrietados que por nosotros mismo no podemos contener las virtudes que nos llevan a la santidad. Pero la Gracia hace de pegamento y hace realidad que fuimos creados para se santos. Menudo misterio para meditar y orar a Dios.

    Ayer estuve en Córdoba en un rápido viaje de ida, 3 horas de reunion y vuelta. Me acordé de usted, que pena no poder bajar del tren en Palma y saludarle.

    Que Dios le bendiga :)

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    1. Gracias a vos, amigo. Yo, de vez en cuando, me voy a su Muro, copio las frases y voy preparando las entradas agustinianas, pero el trabajo es suyo.

      ¡Cierto! ¡Qué lástima que tuviera que seguir en el tren!!

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  2. Gracias a ambos. Nos han traido a san Agustín y ha sido algo bueno.

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  3. Gracias por este regalo , - D. Javier, Miserere -
    San Agustín siempre lo es , y seguimos rezando unos por otros y todos por todos, como comunidad católica virtual . Hoy en especial por Paloma y Mento que andan luchando con sus achaques, sin olvidar los dos asuntos importantes de D. Javier

    Un abrazo a todos

    María M.

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    1. ¡Muchas gracias María M.!, un abrazo.
      Yo también rezo por Vds.
      Paloma.

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    2. Así me gusta María M., que recemos todos unos por otros en este blog-comunidad-casa.

      Saludos cordiales

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  4. D. Javier, me gusta muchísimo este tipo de entrada. Se aprende mucho de los santos. Muchas gracias.

    Muy feliz tarde a todos.

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    1. Se aprende de los santos, sobre todo de los más grandes, por sus enseñanzas, y se aprende de los santos cuando se lee una buena biografía de ellos, sin milagritos ni leyendas, sino bien fundamentada históricamente y viendo cómo la Gracia los fue llevando, modelando, elevando.

      Un abrazo

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  5. muchas gracias tambien me ha gustado muchisimo...no se como decir que sus palabras ...silencio dentro de uno, el amado silencio Fe y caridad sin medida Pido a Dios tener esa caridad sin medida como los Santos ) Muchas gracias ) una pregunta esas preciosas estrellas detrás de el ,sobre el azul ) significan algo ? gracias un abrazo Maria

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    1. No sé si tendrán algún significado especial esas estrellas. Parece como si escribiera al raso, bajo el cielo estrellado.

      Un abrazo!!

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  6. Dos frases de nuestro gran amigo Agustín se me quedaron grabadas hace tiempo porque reflejan su buen humor y fina ironía, lamento no darles la referencia porque no la recuerdo: “El hombre no reza para dar a Dios una orientación, sino para orientarse debidamente a sí mismo” y “Nadie niega a Dios, sino aquel a quien le conviene que Dios no exista”.
    Gracias Miserere.

    ¡Qué Dios les bendiga!

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    1. Es que este gran y buen amigo sabía decir unas cosas, en tono de sentencias, que resumen grandes verdades tocando el corazón.

      Un abrazo y feliz día

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  7. Es un placer compartir la sabiduría de Dios que filtra a través de San Agustín :) Los tengo a todos en mis oraciones Un abrazo en el Señor :)

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