Sabemos bien que durante la Cuaresma, el obispo, los sacerdotes y catequistas, instruían a los catecúmenos explicándoles desmenuzadamente el Credo, para que luego lo profesaran antes de ser bautizados.
El Credo es el Símbolo de la fe, el resumen articulado de los misterios de nuestra salvación. En cada catequesis, cada artículo del Credo era explicado argumentando con las Escrituras, con la Tradición y mostrando cómo vivirlo durante largas sesiones de catequesis en Cuaresma.
Nosotros ahora, en Cuaresma, pongámonos en este clima catecumenal y recibamos la enseñanza de la fe, la explicación sobre el Símbolo, siguiendo un sermón de san Agustín, el sermón 213. Dejémonos enseñar; unámonos a todos los catecúmenos que en esta Cuaresma reciben la catequesis sobre el Credo para recibir la Iniciación cristiana en la próxima Vigilia pascual.
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"1. Dice el Apóstol: Sucederá que todo el que invoque el nombre del Señor estará sano. Hacia esta salud corréis todos los que habéis apuntado vuestro nombre para el bautismo; salud no temporal, sino eterna; salud que no es común al hombre y a las bestias, y ni siquiera a los hombres buenos y a los malos. Veis, en efecto, y todos tenemos la certeza, que la salud del tiempo presente, por obtener o recuperar la cual tanto trabajan los hombres, no la tienen sólo los hombres, sino también las bestias, grandes y pequeñas; esta salud abarca a todas: desde los dragones y elefantes hasta las moscas y gusanos. Más aún, los mismos hombres la poseen, tanto los que invocan a Dios como los que blasfeman contra él. De ahí que diga el salmo santo: Harás sanos, Señor, a los hombres y a los jumentos, según la abundancia de tu misericordia, ¡oh Dios!; los hijos de los hombres, en cambio, esperarán a la sombra de tus alas.
Esta salud, pues, llega hasta los últimos animales por la múltiple misericordia de Dios; en cambio, los hijos de los hombres, los que pertenecen al Hijo del hombre, esperan a la sombra de tus alas. Es lo que hacemos en esta vida: esperamos ahora lo que hemos de recibir. ¿Y qué es lo que promete el mismo salmo? Se embriagarán de la abundancia de tu casa y les darás a beber del torrente de tus delicias, puesto que en ti está la fuente de la vida. La fuente de la vida es Cristo, que se hizo hombre para que catásemos algo de ella; se nos reserva, en cambio, la abundancia de la misma, la que sacia a los ángeles y a todos los ministros celestes. Pero esto será después; hasta entonces, para poder llegar allí invoquemos a Dios para ser salvados, según lo que dijo el Apóstol: Todo el que invoque el nombre del Señor estará sano. Lo mismo había dicho antes el profeta; pero el apóstol Pablo afirmó que ahora había llegado el tiempo de cumplirse lo que está escrito: todo el que invoque el nombre del Señor estará sano. Ya dije de qué salud se trata, para que nadie pregunte: "¿Cómo es que los que invocan el nombre del Señor no están sanos?" Estará sano.
A continuación añadió el Apóstol: ¿Cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿O cómo van a creer, si no han oído hablar de él? ¿Cómo van a oír, si nadie les predica? ¿O cómo van a predicar, si nadie les envía? Así está escrito: '¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz y el bien!' Así, pues, nadie que no lo haya invocado puede salvarse, y nadie puede invocarlo si antes no ha creído. Tal es el orden lógico: primero se cree en él y luego se le invoca; por eso recibís hoy el símbolo de la fe [el Credo, entregado en una liturgia], norma de vuestro creer, y dentro de ocho días recibiréis la oración [el Padrenuestro, entregado también en una liturgia] según la cual habéis de invocarle.
n. 2. El símbolo es, pues, la regla de la fe, compendiada en pocas palabras para instruir la mente sin cargar la memoria; aunque se expresa en pocas palabras, es mucho lo que se adquiere con ella. Se llama símbolo a aquello en que se reconocen los cristianos; es lo primero que de forma breve voy a proclamar. Después, en la medida en que el Señor se digne concedérmelo, os lo explicaré, pues lo que quiero que aprendáis de memoria, quiero también que lo podáis comprender. Este es el símbolo: Creo en Dios, Padre todopoderoso..."
(S. Agustín, serm. 213,1-2).
Buenos días don Javier."...instruir la mente sin cargar la memoria"; aprender es el más sano deporte que podemos hacer para el cuerpo y el alma.Un abrazo.
ResponderEliminarLa frase de san Agustín es pura retórica o una captatio benevolentiae, porque realmente la memoria era apreciada en los clásicos, memorizando los salmos, por ejemplo, y determinados textos bíblicos en las escuelas episcopales y monásticas.
EliminarAprender siempre es un deporte del alma interesantísimo y constante, hasta conocer en el cielo todas las cosas y al Autor de todo.
No consigo publicar, espero que esta si entre. Decir que estoy de acuerdo en esto de instruir la mente, que a mi la mia me juega muy malas pasadas en esto de a fe.
ResponderEliminarUn abrazo.Saludos a tod@s.
Instruir la mente es importantísimo. La razón nos la dio Dios para usarla e iluminarla con la fe, sin pisotearla ni relagarla. La razón es buena; la formación, imprescindible.
EliminarSan Ambrosio de Milán tiene un tratado sobre el Símbolo Apostólico que deberíamos de leer todos los cristianos.
ResponderEliminarMuchas personas creen que el Credo es una oración y claro, les resulta extraño que una oración tenga ese contenido y forma. Cuando le preguntas qué creen ellos que es una oración, medio se defienden, pero si les dices que el Credo es una profesión,... se pueden imaginar las caras que ponen. ¿Una profesión?¿Como carpintero?
No se comprende que al profesar la Fe estamos creando una coherencia interna en nosotros y evidenciando la comunión que nos une a los cristianos de manera universal. El problema viene cuando después te dicen que ellos no se creen todo lo que dicen en el Credo. Entonces ¿Por qué lo profesas? Lo normal es que responsan que "como todo el mundo lo dice" o " yo me callo lo que no parece correcto". Sólo cabe preguntarse las razones que nos llevan a reunirnos en la Eucaristía dominical. ¿Costumbre?¿Apariencia? ¿Piedad preventiva?
Lo cierto es que el Credo tiene una inmensa importancia y esta importancia es tan desconocida como desdeñada. Menudo rebaño somos :-))) Dios nos ayude a entender la importancia de lo que hacemos, decimos y profesamos.
Un abrazo en el Señor :)
La Iglesia de Roma lo introdujo allá por el siglo XI-XII si mal no recuerdo. Así dominicalmente hacemos esa confesión públicamente y además no consentimos que se nos pueda olvidar la fórmula en la que nos va la vida.
EliminarSaludos cordiales!!!
Si alguien nos preguntara qué es lo que creemos podríamos contestarle con el Credo. Como diría Lubac, el Credo significa y realiza el vínculo de comunión personal y público con todos los creyentes porque no unimos nuestra inteligencia a una formula conceptual sino que nos adherimos con toda nuestra persona a la realidad misma de lo que creemos. No se cree con la mente o con el corazón, se cree con todo el ser. El credo es la manifestación de nuestro propio ser cristiano.
ResponderEliminar¡Qué Dios les bendiga!
Me acaba de conquistar, amiga mía, como para no discutirle nunca más: ¡¡me cita a De Lubac!! Ay, tengo debilidad por él.
EliminarSu libro sobre el Credo me gustó mucho. Lo leí varias veces aunque de esto hará ya unos 10-12 años. Es muy bueno y vale la pena leerlo.
Por una parte, ¡qué curioso!, tengo la impresión de que presisamente el tema del silencio ha "provocado" más conversaciones que ningun otro...
ResponderEliminarPor otra parte, ¡cuánta sabiduría! ¡Tanto saber me sobrepasa, es sublime y no lo abarco! Pero bienvenido el buen humos que tanto ayuda en los momentos difíciles. Pienso que es un buen aliado de la fe...
Y para las formulas que la expresan, yo me "conformo" con lo que dice el Catecismo (muy resumido): "Con las fórmulas de la fe, la Iglesia nos ayuda a contemplar, expresar, aprender, transmitir, celebrar y vivir la realidad de sus contenidos, protegiendo el mensaje de Cristo de malentendidos y falsificaciones. Porque la fe común es el fundamento de la unidad de la Iglesia".
Pasito a pasito, a nuestro nivel,lo aplicamos a cada uno de los misterios, y desués a ver si se puede profundizar...
También es cierto que todo lo que brota no es trigo ni margaritas. ¡Qué le vamos a hacer!.
Que Dios les bendiga por tanta colaboración y aclaración.
Nos unimos en oración.
SIL:
EliminarEs verdad que los comentarios en el post sobre el silencio han sido muchos, elocuentes, hasta verborreicos. Pero es que, como en cualquier comunidad, hay lugar para el humor, las bromas, la sonrisa entre los hermanos.
Cita el Catecismo: ésa es siempre la referencia para la formación hoy, para el conocimiento de la fe. Nos va a ir ayudando San Agustín durante la Cuaresma, explicándonos el Credo. De esa manera, renovaremos nuestra fe más conscientemente en la Santísima Vigilia pascual, con el poso y sabiduría de los Padres de la Iglesia.