miércoles, 1 de febrero de 2012

El dolor ofrecido

Lo que somos y lo que hacemos, lo que vivimos y trabajamos, las incomodidades que nos molestan y las enfermedades que padecemos, todo es un "material" agradable a Dios si se viven unidos a Cristo y se ofrecen humildemente.


Estas son circunstancias que reciben una nueva luz y un valor sobrenatural cuando se viven ofrecidas, uniéndonos a Aquel que es Sacerdote, Víctima y Altar. No en vano suplicamos en la plegaria eucarística III "que Él nos transforme en ofrenda permanente" porque san Pablo enseñaba que "ofreceos como hostia viva, santa, racional... Éste es vuestro culto razonable" (cf. Rm 12,1).

Lo que somos y vivimos, lo que padecemos y sufrimos, pueden tener valor de redención desde el mismo momento en que se aceptan por fe y se ofrecen por amor. ¿Los vamos a desperdiciar? Lo vivido con amor de Dios y ofrecido adquieren un valor sobrenatural que contribuye al bien de todos. Así, existencialmente, vitalmente, realizamos lo que se canta en la doxología de la plegaria eucarística: "Por Cristo, con Él y en Él, a ti Dios Padre".

"Señor, te lo ofrezco todo", "Señor, te ofrezco mi enfermedad por..."

"El hombre que sufre con amor y con dócil abandono a la voluntad divina, unido misteriosamente a Cristo, se transforma en ofrenda viva para la salvación del mundo... El dolor, acogido con fe, se convierte en la puerta para entrar en el misterio del sufrimiento redentor de Jesús y para llegar con él a la paz y a la felicidad de su resurrección" (Benedicto XVI, Mensaje para la XVI Jornada Mundial del Enfermo, 11-enero-2008, n. 4).

En el ofrecimiento de obras, incluido el ofrecimiento del dolor y de la enfermedad, cada uno se une a Cristo y vive en el designio de amor de Dios que siempre es salvación. La propia cruz es redentora cuando está conformada con la Cruz del Señor, viviendo filialmente, en abandono sereno, en amor que se entrega.

"La cruz con Cristo es la gran revelación del significado del dolor y del valor que tiene en la vida y en la historia. Él que comprende la cruz, el que la abraza, comienza un camino muy distinto del camino del proceso y de la contestación a Dios: encuentra, más bien, en la cruz el motivo de una nueva ascensión a Él por la senda de Cristo, que es precisamente el Via Crucis, el camino de la cruz... Pero la cruz nos invita a responder al amor con el amor. A Dios, que nos amó primero, nosotros podemos darle, a nuestra vez, el signo de nuestra íntima participación en su designio de salvación. No siempre logramos descubrir en este designio el porqué de los dolores que marcan el camino de nuestra vida. Sin embargo, sostenidos por la fe, podemos llegar a la certeza de que se trata de un designio de amor, en el cual toda la inmensa gama de las cruces, grandes y pequeñas, tiende a fundirse en la única cruz" (Juan Pablo II, Audiencia general, 30-marzo-1983).

Cada mañana, al rezar las Laudes y recitar las preces, o en la oración personal, ofrecemos al Señor todo. Es la verdad de nuestra propia vida que se pone al servicio de la redención entregando todo, absolutamente todo, al Señor.

Sí, el dolor ofrecido -como el trabajo o los estudios o las tareas domésticas mientras estamos sanos- adquieren valor redentor, son importantes ante Dios por el amor que ponemos y el espíritu de fe que nos mueve.

"En esta redención, obrada por Jesucristo, vosotros tenéis un papel de primer orden, pues -como dice san Pablo- completáis en vuestra carne lo que falta a la pasión de Cristo. La redención que nos ganó Cristo de una vez para siempre, se sigue aplicando a los hombres, a través de los tiempos, por medio de la Iglesia, que se apoya de modo especial en el dolor y en el sufrimiento de los cristianos, que son ¡otros Cristos!" (Juan Pablo II, Disc. a los enfermos, Córdoba (Argentina), 8-abril-1987).

20 comentarios:

  1. Gracias, don Javier. Es cierto: aceptar, ofrecer el dolor, es una gracia que recibimos. San José María Escrivá lo expresa magníficamente:

    Precisamente, esa admisión sobrenatural del dolor supone, al mismo tiempo, la mayor conquista. Jesús, muriendo en la Cruz, ha vencido la muerte; Dios saca, de la muerte, vida. La actitud de un hijo de Dios no es la de quien se resigna a su trágica desventura, es la satisfacción de quien pregusta ya la victoria. (Es Cristo que pasa, 168)

    Feliz día a todos.

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    1. Pidamos esa gracia de aceptar el dolor para los enfermos; pero prepáremos a ser capaces de pedir esa gracia nosotros cuando nos llegue el momento.

      Un fuerte abrazo....!!!

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  2. A veces el dolor no se produce durante la enfermedad, sino en la vida cotidiana. Hay miles de ocasiones en donde nos duele comportarnos como cristianos, siendo mucho más sencillo camuflarnos en la informe masa social. Duele hacerse notar y duele trabajar bien y duele dejar las apetencias personales en aras de el bien de los demás.

    Ese dolor se ofrece a Dios de manera casi inconsciente, pero creo que vendría bien que lo ofreciéramos también de forma consciente.

    Que Dios le bendiga D. Javier. Espero que el catarro de la semana pasada se haya ido pasando. Un abrazo en el Señor a todos :)

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    1. Miserere:

      Hay un sufrimiento moral distinto, de diferente calibre, cuando el dolor es físico, fruto de la enfermedad, porque uno se tiene que hacer dependiente de los demás para todo. Lo he visto muchísimas veces.

      El dolor diario de dar testimonio de Cristo y recibir rechazos, ir contracorriente, etc., es más un sufrimiento espiritual de género distinto.

      El catarro parece que hoy empieza a salir. Ha tardado diez días. Prediqué solamente en las Misas del domingo con mucho esfuerzo, tos, estornudos y garganta seca. Pero exceptuando eso, las Misas diarias las celebro con "voz media", monótono, y sin predicar.

      Gracias por su interés. Un fortísimo abrazo

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  3. Buenos días don Javier. "Valor de redención","completáis en vuestra carne lo que falta a la pasión de Cristo." ¿Qué es la corredención y especialmente en María junto al Hijo? Encuentro un misterio lograr ser otro Cristo estando sano y sin embargo lo experimento fácilmente al estar enfermo cuando soy cuidado por la familia, por ejemplo, tumbado este gigantón siente más viva la presencia del Señor en su cuerpo que incluso eucarísticamente; entiéndase que sin dudar ni moverme un ápice de la verdadera y real presencia del Señor en la divina especie. Un abrazo.

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    1. Yo, personalísimamente, más que cuando estoy enfermo y me tienen que atender, lo he experimentado al servir yo a algún enfermo y cuidarlo. Sí veía a Cristo en el enfermo y me ayudaba a superar algunas repugnancias.

      (No dudamos ninguna de su fe en la presencia sustancial de Cristo en la Eucaristía: ¡válgame Dios!)

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  4. Si nos ofrecemos, de verdad, a Nuestro Padre de la mañana a la noche no hay que temer. Estamos en sus manos y Él quiere para nosotros, siempre, lo mejor, aunque nosotros no lo veamos.

    Muy feliz día para todos.

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    1. Sí, tiene razón, pero aún así veamos a Jesús sudando sangre en Getsemaní ante la perspectiva que se le presentaba.

      Necesitamos mucha Gracia para podernos ofrecer.

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  5. Cuando uno sufre la enfermedad es muy duro mantenerse en la humildad siempre y ofrecer el sufrimiento del dolor fisico. pero cuando una piensa en el que padeció Jesús, la cosa parece muchisimo menos grave en nosotros y es más facil de llevar la cruz.
    un saludo a todos, Javier un abrazo.

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    1. Un abrazo también para vd., Mento.

      Mirar a Jesús alivia la cruz personal. Mirarle ¡y amarle!

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  6. Gracias D.Javier. Es bueno recordar esto de vez en cuando. Me resulta difícil aceptar todo. ¿El abandono u ofrecer el dolor, es compatible con tener esperanza o deseos de que cambien las circunstancias?; aunque a veces, ni lo uno, ni lo otro.
    Un saludo.
    Paloma

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    1. ¡Ay D.Javier!, con todo esto tengo muchas dificultades. Siempre me planteo: ¿puedo pedirle a Dios todo lo que quiero?. Como no se produce el cambio, ¿depende de mí? la fe o ¿será la Voluntad del Señor?. ¿Si no insisto más al Señor (porque sea su Voluntad), se producirán los cambios en el futuro?. Bueno, ve mis dudas, que hay más..
      Un saludo.
      Paloma.

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    2. Vamos a ver si me explico.

      Si uno tiene un dolor de muelas, se toma un analgésico potente (insisto en lo de potente: a mí se salían las lágrimas de dolor), y a la vez ofrece ese dolor. Si no hiciese nada por aliviar ese dolor y curarlo a lo mejor se podría atentar -en general- contra la propia vida.

      Lo nuestro es ofrecerlo todo; hacer de nuestra mano lo posible por la salud, pero ofrecerlo todo y disponerse a acoger lo que el Señor quiera y "necesite" de nosotros.

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    3. Abandono, me refiero en el sentido que explicaba el p.Larrañaga en sus ejercicios de Oración y Vida. Dejarlo en las manos del Padre, pero haciendo el 100% que se pueda hacer en esa situación. No me refiero a no hacer nada.
      Quizás haya relíado todo entre unas dudas y otras.
      ¡Felicidades por todas las visitas!, cada vez más trabajo como párroco de blog.
      Paloma.

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  7. Difícil y compleja realidad la del dolor. El dolor no es un bien en sí mismo pero de él se puede obtener un gran bien. La alternativa cristiana no es huir del dolor sino hacerlo fecundo como María, como Jesús. Al contrario que el mundo, nosotros podemos mirar al ángel que puso Dios a la puerta del Paraíso no como un impedimento para alcanzar la felicidad sino como una enseñanza divina: el camino de la salvación no se encuentra en el Paraíso. “Me estuvo bien el sufrir, así aprendí tus mandamientos” (salmo 118).

    ¡Qué Dios les bendiga!

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    1. Julia, da vd. en la clave. El dolor nunca es un bien en sí mismo, pero Dios lo inserta en una dinámica de salvación, obteniendo bienes para uno mismo y para los demás (por la Comunión de los Santos).

      Si ya es duro vivir el dolor (enfermedad física, psíquica o moral), más difícil aún es hacerlo fecundo-redentor.

      Mi afecto para vd. y los suyos (que también son un poco míos)

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  8. Termina la jornada.

    A quienes vengáis por aquí o releáis los comentarios, sabed que ya...

    ¡¡hemos superado las 250.000 visitas!!

    ¿Está bien, no?

    Felicidades a todos!!!!!

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  9. si claro felicidades Javier y a todos los que han visitado este blog : en cuanto al tema de hoy ..el Dolor Ofrecido... cuando en mi primera infancia el dolor conocí a El se lo di a Jesus ,pues era El único que me entendía ,asi lo sentía cogía mi dolor y se lo entregaba ,lo sigo haciendo ) sea dolor físico del corazon o del alma me uno a mi Señor ,lo ofrezco como entrega al Amor que El me da y por tantos que no le conocen o no quieren conocerlo muchas gracias D.Javier un abrazo ) Maria

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  10. Buenas tardes don Javier. ¡¡250 000!! Enhorabuena,buen trabajo padre!!!. Un fuerte abrazo.

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  11. La redención que nos ganó Cristo de una vez para siempre, se sigue aplicando a los hombres, a través de los tiempos, por medio de la Iglesia, que se apoya de modo especial en el dolor y en el sufrimiento de los cristianos, que son ¡otros Cristos!"

    Qué cita tan preciosa de JP II.

    Don Javier cure bien ese resfriado con calditos calientes y evitando en lo que pueda salir a la calle en estos días de crudo invierno. Muchas felicidades por las visitas.

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