El sacramento de la Unción de los enfermos, en
su parte propiamente sacramental, “consiste primordialmente en lo siguiente:
previa la imposición de manos por los presbíteros de la Iglesia, se proclama la
oración de la fe y se unge a los enfermos con el óleo santificado por la
bendición de Dios: con este rito se significa y se confiere la gracia del
Sacramento” (RU 5).
La
imposición de manos es un signo sacramental de comunicación del Espíritu: “la
liturgia del signo subraya la importancia de la oración de la fe, la imposición
de manos, y la propia Unción como un momento culminante de la celebración” (RU
72).
El
rito de la imposición de las manos se realiza en profundo y absoluto silencio:
“Ahora el sacerdote, en silencio, impone las manos sobre la cabeza del enfermo”
(RU 139).
Las
preces litánicas previas desembocan en esta silenciosa imposición de manos: “Da
vida y salud a quien en tu nombre vamos a imponer las manos” (RU 136. 138).
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