domingo, 22 de enero de 2023

Mística del silencio: San Juan de Ávila (Silencio - XV)



El silencio es una actitud del corazón que necesita un cierto ambiente externo que lo favorezca y proteja.

            El silencio de las facultades humanas (memoria, inteligencia y voluntad) ante la grande de Dios es ya una forma de alabarlo y glorificarlo. Es silencio de adoración y admiración: “Y este silencio es honra muy propia de Dios, porque es confesión que se le deben tales alabanzas, que son inefables a toda criatura” (AF 31).



            La misma oración, en muchísimas ocasiones, más se ha de expresar con el silencio que con las palabras; esto es así porque las facultades humanas son más movidas por la gracia que por el propio esfuerzo de concentrarse:

            “De tal manera obrad vuestro ejercicio que estéis arrimada a las fuerzas del Señor, que os ayuda para pensar. Y, si esto no supiéredes hacer, y sentís que la cabeza o sienes sienten trabajo notable, no prosigáis adelante, mas sosegaos, y quitad aquella angustia del corazón, y humillaos a Dios con sosiego y simplicidad, pidiéndole gracia para pensar como Él quiere” (AF 75,2).


            El alma para la oración –y por ende, para la liturgia misma- necesita huir de la dispersión, del ruido y del ajetreo, del activismo y de todo “hacer” y buscar la devoción y el recogimiento, unificando todas las fuerzas de su ser:

            “Recogimiento, que es apartamiento de lo de acá y recogerse hacia Dios, como la que hila y coge el hilo, y acógese a Dios, que es torre de homenaje… Cerrar el entendimiento a todo y suspenderse con gran atención viva a Dios, que suspende, como quien escucha a uno que habla de alto, aunque siempre está como acechando el entendimiento. Y no haya reflexión en lo que está haciendo, sino como un niño o uno que oye órgano, y gusta: no sabe el arte y estáse quieto, y el que lo sabe, está mirando si yerra o no” (Plat. 3,10).

            Porque “el recogimiento [es] un silencio en Dios” (Plat. 3,11), éste es necesario para tratar con Dios y para vivir la liturgia que es Presencia del Misterio de Dios.


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