lunes, 10 de agosto de 2020

Sentencias y pensamientos (XVI)



6. La sencillez de corazón sólo pronuncia el “Fiat” mariano, y espera y aguarda, en total disponibilidad. 
La sencillez de corazón se deja llevar por donde no sabe para llegar adonde sabe, porque “humilde es el que se esconde en su propia nada, y se sabe dejar a Dios” (S. Juan de la Cruz, A 4,5).
La sencillez de corazón desconfía de sí mismo y pone total confianza en el Señor y en su plan de santidad.



Por el contrario, la soberbia espiritual planifica su propio ser.
La soberbia espiritual sólo se fía de sí misma, nunca del Señor ni de sus mediaciones.
La soberbia espiritual necesita conocerlo todo y no se deja conducir exigiendo mucho al Señor, incluso murmurando del Señor, rebelándose contra Él.



7. Quien está triste no cambia, se queda donde está, sin ánimo ni deseo de avanzar, sino arrinconado en su vida, acobardado, tal vez acomplejado. La tristeza –tan unida a la acedia, al aburrimiento, al demonio meridiano- sumerge a la persona en la inactividad interior, una apatía mortal.



8. Fruto de su Amor por cada alma, con el deseo de desposarse con cada alma, de una unión plena y fecunda, el Señor va marcando las etapas y momentos de crecimiento, o, lo que es lo mismo, nos va exigiendo suavemente.


 


9. Dios manifiesta sus exigencias con mucha claridad, sabemos bien lo que el Señor nos pide porque, aunque no nos guste, deja paz y alegría al alma, y una fortaleza que viene del Espíritu Santo para hacer lo que el Señor pide.



10. Dios se adapta a la capacidad de cada alma, y se da según la medida de esa alma, y pide según la capacidad del alma de cada uno.



11. Hay que dejar a Dios ser Dios en nuestras vidas y en las vidas de los hermanos, sin proyectar en los demás ni en nosotros exigencias severas fruto, a veces, de nuestro orgullo espiritual, o de un espíritu demasiado recto e inflexible.



12. La paciencia es humilde, porque sabe aguantar y aceptar los propios fracasos e imperfecciones confiando en que “la gracia se realiza en la debilidad”, lo mismo que sabe ser paciente con los fallos, debilidades y fracasos de los hermanos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario