sábado, 1 de febrero de 2014

Interceder

Una cita de san Ambrosio vale por toda una catequesis de horas.



¿Qué es interceder?



¿Qué es pedir por los demás?



«Si oras solamente por ti, serás el único intercesor en favor tuyo. En cambio, si tú oras por todos, también la oración de todos te aprovechará a ti, pues tú formas también parte del todo. De esta manera, obtendrás una gran recompensa, pues la oración de cada miembro del pueblo se enriquecerá con la oración de todos los demás miembros». (San Ambrosio, Tratado sobre Caín y Abel).
Una oración que sabe interceder se hace católica, universal, integrando a todos.
Una oración que sabe interceder se sitúa en el Corazón de Cristo pidiendo por todos.
Interceder por todos, rogar por las necesidades y sufrimientos de los demás, es participar de una caridad superior. Por eso la Iglesia intercede siempre en la oración de los fieles (y ésta es la respuesta que todos rezan o cantan) y en las preces de Vísperas. Así nos educa para luego, privadamente, interceder ante el Señor en el Sagrario o solemnemente expuesto a la adoración.
 

14 comentarios:

  1. Al leer la cita del santo, le aseguro que ha sido un descubrimiento para mí.
    Lo meditaré. Feliz fin de semana.

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    1. Felicitas:

      Para mí, en su momento, también fue un descubrimiento que me agradó mucho.

      Saludos.

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  2. Interceder, palabra llena de misterio que nos hace uno. Alabado sea DIOS. Sigo rezando. DIOS les bendiga.

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    1. Antonio sebastián:

      ¡¡Eso es!!! Nos hacemos uno... ¡Qué belleza el misterio de la Iglesia!

      Saludos

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  3. Después de la muerte quizá descubramos con asombro que detrás de ese pasito en nuestra conversión, de la superación de ese momento amargo, de tantas gracias, se encontraba la oración de la abuelita desde antes que naciéramos, la oración de aquel desconocido con el que tropezamos, incluso la oración de quién nos hizo tanto daño.

    No quisiste sacrificios ni ofrendas pero me has preparado un cuerpo. Ya estoy aquí, oh Dios, para cumplir tu voluntad ¡Qué Dios les bendiga!

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    1. La oración del último párrafo corresponde a las Vísperas de esta tarde.

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    2. Julia María:

      Eso mismo he pensado, en mi vida, muchísimas veces. Sólo en la vida eterna nos enteraremos de qué gracias hemos recibido y gracias a quiénes las recibimos. Son los orantes anónimos que intercedieron machaconamente y con amor.

      Saludos

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  4. Muchas personas me solicitan que ore por ellas, por alguna causa. En algún momento comencé a anotar en alguna lista los nombres, lista que nunca conseguía cuando lo iba a realizar. Supongo que con decirle a Dios, que ofrecemos el momento de oración por todos aquellos que nos la han solicitado, Él sabrá a quienes nos referimos, y no se hace necesario recitar el nombre completo de cada uno, algo que me parece no muy lógico. Dios sabe lo que hay en nuestro corazones. ¿Estoy errada en algo al respecto?

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    1. María Auxiliadora:

      Sí, hace bien. Por mi parte tengo que hacerlo así, porque son muchas las personas que me piden oración, incluso anónimos en el confesionario...

      Hay un texto de santa Teresa de Lisieux, cito de memoria, en que ella decía que cuando alguien pedía que rezara por ella, al momento recitaba el Avemaría y luego..., como tenía mala memoria para tantas intenciones, las encomendaba juntas porque Dios ya las conocía.

      Disculpe que no me pare a buscar ese texto en sus Obras completas.

      Un abrazo grande para vd. y su familia. Ánimo a Venezuela.

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    2. María Auxiliadora:

      He buscado la cita de Santa Teresa de Lisieux y no es exactamente como la citaba de memoria. Pero es ilustrativa igualmente.

      "¡Mi vida es sufrir, y nada más! No puedo decir: Dios mío, esto por la Iglesia, Dios mío, esto por Francia... etc... Dios sabe muy bien lo que tiene que hacer con ello; yo se lo he dado todo por complacerle. Además, me cansaría demasiado diciéndole: dale esto a Pedro, dale esto a Pablo. Sólo lo hago de inmediato cuando me lo pide alguna hermana, y luego ya no vuelvo a pensar en ello. Cuando rezo por mis hermanos misioneros, no ofrezco mis sufrimientos, sino que digo simplemente: Dios mío, dales a ellos todo lo que deseo para mí" (Sta. Teresa de Lisieux, UC, 4.8.8.).

      Y también:

      "Cuando rezo por ti, no digo el Padrenuestro o el Avemaría, digo simplemente, en un arranque del corazón. 'Dios mío, colma a mi Madrecita de toda clase de bienes, ámala aún más si puedes'" (Id., UC, 18.4.2.).

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