domingo, 23 de febrero de 2014

La cruz siempre es redentora

En el árbol de la Cruz floreció el mejor fruto: ¡Cristo salvando! La Cruz es el mejor árbol, árbol de la vida, que repara aquel árbol del bien y del mal que trajo la ruina al hombre.


La fe de la Iglesia cantó a este árbol de la Cruz bendito y glorioso que nos trajo la salvación; "el árbol de la cruz en que estuvo clavada la salvación del mundo". Es el himno Crux fidelis:

¡Oh cruz fiel, árbol único en nobleza!
Jamás el bosque dio mejor tributo
en hoja, en flor y en fruto.

¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza
con un peso tan dulce en su corteza!


Cantemos la nobleza de esta guerra,
el triunfo de la sangre y del madero;
y un Redentor, que en trance de Cordero,
sacrificado en cruz, salvó la tierra.

Dolido mi Señor por el fracaso
de Adán, que mordió muerte en la manzana,
otro árbol señaló, de flor humana,
que reparase el daño paso a paso.

...
Tú solo entre los árboles, crecido
para tender a Cristo en tu regazo,
tú el arca que nos salva, tú el abrazo
de Dios con los verdugos del Ungido.


 En la cruz de Cristo se encuentra incluida nuestra propia cruz, o nuestras diversas cruces, y sólo en la medida en que estén incluidas en la cruz del Señor, contendrán algún bien para nosotros y para los demás. Es el misterio del dolor y del sufrimiento iluminados y transformados por el sufrimiento del Salvador: hay una fuerza oculta en el sufrimiento que es un misterio del bien, una semilla de redención. Es necedad para el mundo y locura, y sin embargo, es fuerza de Dios y sabiduría de Dios porque por el sufrimiento cargado y asumido por el Cordero ha venido la redención.

"Pidámosle poder comprender lo que Él pretende decirnos mediante el sufrimiento. A través del sufrimiento Dios nos habla, nos instruye, nos guía. Nos salva. ¡Oh, qué importante es comprender estas cosas! Ciertamente es algo que va más alla de nuestras capacidades humanas, de las leyes de nuestra psicología. Es una sabiduría superior, que no aniquila la humana, sino que la enriquece, superándola y acogiendo la "lógica" del pensamiento de Dios. Dichosos nosotros si sabemos ver la bondad de Dios incluso en el momento en el que nos manda la prueba. ¿Qué nos enseña Jesús? Precisamente esto: a confiar siempre en el Padre, aun en el momento de la cruz. Si el Padre manda la cruz existe un porqué. Y puesto que el Padre es bueno, ello no puede ser más que para nuestro bien" (Juan Pablo II, Audiencia general, 30-marzo-1988).
En este misterio, el sufrimiento es un lenguaje divino y a la vez un instrumento de salvación; la condición para que así sea es que se una al sufrimiento del Redentor y se viva con amor.
"Esta inmolación [de Cristo] encierra una gran enseñanza para todos nosotros, pues nos muestra que el amor alcanza su culmen mediante el sufrimiento. Dado que Cristo ha querido asociarnos a su misión redentora, estamos llamados también nosotros a compartir su cruz. Los sufrimientos, que no faltan en nuestra vida, están destinados a unirse al único sacrificio de Cristo" (Juan Pablo II, Audiencia general, 11-abril-1990).

5 comentarios:

  1. A veces se me hace que la cruz es esta misma vida. El mundo no es nuestro sitio, pues estamos destinados a contemplarLO y a permanecer en su eterna presencia. Lo de desterrados en este valle de lágrimas, es una realidad permanente, incluso una obviedad. La cruz es todo lo que no sea DIOS, ese DIOS UNO y TRINO, que siempre está deseando que estemos con EL. Alabado sea DIOS. Sigo rezando. DIOS les bendiga.

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    1. Antonio Sebastián:

      La vida misma es un don de Dios, ¿vamos a llamarla cruz? Deseamos partir y estar con Cristo, sí, tal como dice san Pablo en la carta a los Filipenses. Pero cruz son realidades más dolorosas en la propia vida, me parece: enfermedad, soledad, fracaso, humillaciones, difamaciones, calumnias..., etc...

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    2. La vida misma es un don de DIOS. El la creó perfecta y nosotros nos encargamos de convertir ese don en CRUZ. La vida es cruz porque el hombre decidió que fuera tal, no porque DIOS la creará así. Y aún empecinándose el hombre en que fuera cruz, DIOS se empecinó aún más en que fuera salvación. Alabado sea DIOS.

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  2. Antonio, creo que es cierto lo que afirmas, pero me atrevo a comentarte con lo siguiente: Me enseñaron no hace mucho a levantarme por la mañana y procurar ver en mi vida diaria todo lo bueno que había y a dar gracias por ello. Y empecé a fijarme en el sol que cada dia sale para darme calor, en el viento que movía los árboles creando movimiento como caricias, en los pajaritos que iban y venían y jugaban constantemente, en mi casa, cobijo y bienestar, y en tantas cosas y situaciones diarias que son don del Señor para nosotros. En las personas con las que convivimos que a menudo nos sirven con cariño, etc, etc.
    Es un buen entrenamiento para darse uno cuenta que, teniendo cruces en nuestra vida, también tenemos regalos que confortan el alma.

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  3. Sin duda, Felicitas. De todo eso disfrutamos muchos. Sobre todo algunos más que otros. Porque viviendo en Santa Cruz de la Palma, me despierto literalmente con el canto de los pajaritos. DIOS lo dispone todo para que seamos felices.
    Por otra parte, el hombre se empecina en estar cómodo. Y ser felices y estar cómodos a la vez, no puede ser y además es imposible.
    Muchas gracias Felicitas por esa hermosa reflexión, tan llena de sosiego y de serenidad. DIOS os guarde.

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