viernes, 17 de agosto de 2012

Pensamientos de San Agustín (XIII)

Las frases y máximas de san Agustín consiguen que, con pocas palabras y belleza en el estilo, se encierren grandes verdades, se formulen principios fáciles de recordar y que merecen el ejercicio de la reflexión y la oración para encarnarlos en la propia experiencia.

Es una gracia y una riqueza tener maestros así en la Iglesia. Aprovechemos su enseñanza hoy.

El estudio y la oración, llenos y movidos por la caridad sobrenatural, y bajo la luz del Espíritu Santo, nos permiten conocer la verdad, saborearla y conformar nuestra vida según la verdad.

"Busquen en la oración, en el estudio y en una vida virtuosa la inteligencia; es decir, vea, en cuanto es posible, la mente cuanto cree la fe" (S. Agustín, De Trin. 15,27,49).

Tanto san Agustín como todos los santos tuvieron una clarísima vivencia de ser peregrinos; amaban el cielo y vivían el cielo como su verdadera patria por la cual suspiraban. Lo escatológico es la meta y la plenitud, la felicidad verdadera y el descanso real; no se aferran a la tierra ni a esta vida.
Todos somos peregrinos. Pues cristiano es el que en su propia casa y en su propia patria se reconoce peregrino. Nuestra patria se halla arriba; allí no seremos huéspedes, mientras que aquí todos, incluso en su casa, son huéspedes (San Agustín, Sermón 111,4).
Ampliando la imagen del peregrino en esta vida terrestre, san Agustín incluye la imagen de la Iglesia como una barca en la que todos viajamos, y la cual nos protege del oleaje y tempestades de este mundo. Cristo es el capítán y el timonel que nos llevará a puerto seguro, pero salirse de la barca es, simplemente, hundirse.
En este siglo no hay nadie que no sea peregrino, aunque no todos deseen regresar a la patria. Y el mismo camino nos proporciona oleajes y tempestades; pero es menester que vayamos en la barca (San Agustín, Sermón 75,2).
Vamos caminando y vamos creciendo; pequeñas virtudes, pequeños actos virtuosos, engendran virtudes mayores y la Gracia puede obrar mejor, sin obstáculos por nuestra parte. Entonces, con la virtud, seremos felices.
Por méritos de una virtud menor, llegaremos a una virtud más elevada, en recompensa de la cual ya no tendremos mala voluntad ni la podremos tener. ¡Oh necesidad deseable! La Verdad nos la otorgará para que sea cierta la seguridad, sin la cual es imposible que exista plenitud de felicidad, a la que nada se le pueda añadir (San Agustín, Réplica a Juliano 5,61).
Un consejo inteligente en torno a la corrección que unos nos hacen y la adulación de otros:
Anhelad que os reprenda el justo con misericordia y no améis que os alabe el pecador con burlas (San Agustín, Enar. in Ps. 140,13).
No perdamos de vista algo fundamental: cuando en el lenguaje cristiano hablamos de la caridad, y del don de la caridad, no nos referimos a un sentimiento natural o afectivo, sino al Don del Espíritu mismo, que nos ama y nos capacita para amar, purificando el corazón de amores terrenos y ensanchando los espacios de la caridad.
La caridad que viene de Dios y es Dios, es propiamente el Espíritu Santo, por el que se derrama la caridad de Dios en nuestros corazones, haciendo que habite en nosotros la Trinidad (San Agustín, De Trin. 15,18,32).
Finalmente, por hoy, el concepto agustiniano de predicación, o, por así decir, una perspectiva, un pensamiento fugaz, una perspectiva, de lo que es la predicación en la mente de san Agustín.
Hablo, pero hablo Tus cosas. "Anunciaré Tu verdad por mi boca". Si no Te agasajo, no soy Tú siervo; si hablo por mí, soy mentiroso. Que hable por Ti y hable yo son dos cosas; una Tuya y la otra mía; la verdad es Tuya, la boca mía. Oigamos qué verdad anuncie y qué misericordias realicé (San Agustín, Enar. in Ps. 88,2).

11 comentarios:

  1. Preciosa flor de hibiscus para acompañar a Agustín; hoy el nuestro nos ha regalado dos flores dobles de color rosa.

    ¡Qué Dios les bendiga!

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    1. Touché!! Me ganó!!

      Como los nombres botánicos son desconocidos para mí, ¿cuál es la flor de hibiscus, en lenguaje corriente?

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    2. El hibiscus (comúnmente hibiscos; especie tipo: hibiscus syriacus) pertenece a la familia Malvaceae, típica de ambientes cálidos, tropicales y subtropicales y se la suele llamar cayena en Latinoamérica. Ya fue descrito por Linneo en el siglo XVIII, quien por cierto dijo una frase muy interesante aplicable a la manipulación actual del lenguaje y de los conceptos que representan los términos gramaticales: "si ignoras el nombre de las cosas, desaparece también lo que sabes de ellas". Ja, ja, me gustan las flores.

      ¿Hace calor?, no me lo puedo creer...Cuando vuelva el miércoles a la dura brega, y a la vista de la situación económica, "voy a agarrar" el abanico y el botijo ¡Qué sabios nuestros antepasados!

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    3. Señora Letrada:

      Estará vd. acostumbrada al agua en vaso de plástico del tribunal, allí con toga (y la sala acongojada ante su imponente presencia y oratoria), pero ¡¡no seamos puritanos!!

      ¿No me permite, mejor que el agua de un botijo, una buena jarra de cerveza???????

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  2. Muchas gracias, por el hibiscus y muchas gracias por San Agustín. En realidad, en estos tiempos como en todos, lo que siempre necesitamos es VERDAD. La única y la eterna.

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  3. Buenas noches para don Javier y para todos, en medio de esta ola de calor que de nuevo estamos atravesando.

    Qué bonitas palabras de san Agustín sobre la caridad y qué diferentes de lo que estamos acostumbrados a oir generalmente sobre la solidaridad y los valores. Me refiero a la penúltima cita:

    La caridad que viene de Dios y es Dios, es propiamente el Espíritu Santo, por el que se derrama la caridad de Dios en nuestros corazones...

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    1. aprendiz2:

      La ola de calor la sobrellevamos en Andalucía como se puede; lo peor es celebrar la Misa bien revestido (abrigadito) con casulla y sin sentir el frescor de los ventiladores.

      Pero vamos a lo serio.

      Ya sabe por el blog cómo me desagrada el lenguaje de la "solidaridad" y los "valores" por ser un lenguaje secularista. Prefiero mil veces el lenguaje de la Tradición cristiana, como el de san Agustín, que apunta a la verdad de las cosas y no a las modas de ideas políticamente correctas.

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    2. Don Javier, celebrar en Córdoba en pleno verano con casulla es un asunto bastante serio. Y con los ventiladores "enfocando" a los fieles ¿no? (A mediodía salí ayer a la calle, con el termómetro marcando 41ºC, al cabo de un par de horas volví a pasar por allí: 45ºC )

      Desconozco el significado de la casulla (y del resto de vestimenta litúrgica) aunque sé que lo correcto es celebrar con ella, pero en el caso de algunos sitios como Córdoba, el Sr Obispo ¿no podría hacer una especie de dispensa para el verano? En caso contrario, habría que diseñar una línea de casullas de seda fresquita.

      Bueno, no me haga caso que, seguramente he dicho muchas barbaridades. Siempre nos quedará el botijo y el abanico como dice Julia María, o sólo el botijo... (:-)

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    3. Aprendiz2:

      Está hecho un experto en buscar libros por Internet!! Se lo agradezco. No sabía que estaba el Audi filia y lo he guardado en "mis favoritos", carpeta "recursos". Gracias!!!

      Pero... le digo lo mismo que a Julia María: no seamos puritanos. Una buena jarra de cerveza fresquita da mucha gloria a Dios con estos calores.

      (Ah! La casulla es obligatoria. No puede ser dispensada para el celebrante principal, sí para los concelebrantes. Es signo del Espíritu Santo que envuelve al sacerdote y deja de ser él, con su ropa habitual, para ser todo Cristo, in persona Christi).

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  4. Para Antonio Sebastián:

    Seguramente ya lo sabe, pero por si acaso, el Audi Filia está también en internet, basta ponerlo en Google y sale en muchos sitios, por ej:

    http://www.mercaba.org/Escritores/audi_filia_0.htm

    (Se lo pongo aquí por si ya no entra en el post anterior)

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  5. Muchas gracias, aprendiz2, no sabía que se podía encontrar por la red. De todas formas, he de imprimirlo, leer sobre pantalla me resulta muy incómodo. En cualquier caso, el placer de leer en un libro impreso, para mi, es dificilmente sustituible. DIOS le bendiga

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