viernes, 18 de septiembre de 2020

La "Tradición Apostólica" de Hipólito: una presentación


De todos los escritos atribuidos a Hipólito, el que más interés ha suscitado es el de la Traditio Apostolica. Si exceptuamos la Didajé, es el más antiguo y el más importante de las Constituciones eclesiásticas de la antigüedad, pues contiene un ritual rudimentario con reglas y formas fijas para la ordenación y otras funciones de los distintos grados de la jerarquía, para la celebración de la Eucaristía y de la administración del Bautismo.


 Un breve recorrido por su estructura, claramente dividida en tres partes. La primera parte se centra en la Constitución de la Iglesia (cc. 1-14) y contiene el prólogo, cánones para la elección y consagración de un obispo, la liturgia eucarística que sigue a la ordenación y las bendiciones del aceite, del queso y de las aceitunas. Siguen luego las normas y oraciones para la ordenación de sacerdotes y diáconos; finalmente, se habla de los confesores, lectores, viudas, vírgenes, subdiáconos y los que tienen el don de curar.

La intención de Hipólito era mencionar solamente las formas y los ritos que eran ya tradicionales y las costumbres establecidas ya desde antiguo. 

Si las consigna por escrito es para protestar contra las innovaciones y fijar un uso para el autor más primitivo y fiel a la Tradición y costumbres apostólicas. 


Por consiguiente, la liturgia descrita en esta constitución pertenece a una época más antigua, y por eso mismo de gran valor.

La segunda parte es la iniciación cristiana (cc. 15-21), y trata de las normas para los seglares. Se legisla sobre los recién convertidos, sobre las artes y profesiones prohibidas a los cristianos, los catecúmenos, el bautismo, la confirmación y la participación en la Eucaristía en la noche santa. 

La descripción del Bautismo (c. 21) que encontramos aquí es de inestimable valor, porque contiene el primer símbolo romano. Esta segunda parte es muy homogénea y pudo haber sido una parte independiente, con una conclusión propia.

Los usos de la comunidad (cc. 22-42) forman el tercer bloque de la Traditio. 

Trata de varias costumbres cristianas, existiendo una descripción de la Eucaristía dominical. 

Se dan reglas para el ayuno, para el ágape y para el lucernario. 

Se considera la oración a lo largo del día y la comunión en casa.


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