miércoles, 5 de febrero de 2014

Contener la ira (Exht. a un hijo espiritual - XVIII)

"Si alguien te ha causado un mal, no te enojes ni pretendas devolvérselo, aunque esté en tu mano; al contrario, compadécete de él, porque el Señor se enojará con él. Y es que a quien soporta pacientemente el mal, se le coronará en el futuro; pero a quien lo causa, se le condenará, cual reo, en el día aciago. Que tu alma no se deje quebrantar por daños carnales, ni tu realidad, caduca como es, ablande la fuerza de la paciencia; antes bien, teme el daño si por él te retrasas en tu propósito.


Y cuando te veas sometido a los pecados, no dudes en acudir rápidamente a la penitencia: el que aquí hace penitencia, no la hará en el último día, pues a quienes se refugian en la penitencia, el Señor los acoge clemente. Pero, por fiarte de la misericordia del Señor, no acumules pecado sobre pecado, ni digas: "Mientras me lo permita la lozanía de la edad, me entregaré a la concupiscencia de la carne, y al final, en la vejez, será cuando haga penitencia por mis faltas! Que el Señor es compasivo y muy misericordioso y ya no tendrá en cuenta mis pecados".



No pienses así, hijo mío, porque es una grandísima estupidez albergar estas ideas respecto al Señor y por ser también un sacrilegio el que tal licencia pueda uno esperarla de parte de Dios. No pienses así, repito, porque no sabes qué día vas a morir. Pues, ¿quién conoce el día en que saldrá de esta vida? No, no todos se verán privados de esta luz cuando ya sean viejos, sino que a distintas edades partirán de este mundo. Y por el modo de proceder por el que se le llamará "ser humano", por ese mismo también deberá rendir cuentas. Y es que en el infierno nadie reconocerá su agradecimiento a Dios. Pero tú no vaciles en acudir a la penitencia"

(S. Basilio Magno, Exh. a un hijo espiritual, n. 19).

8 comentarios:

  1. Permanentemente actual es este texto de San Basilio Magno. Contener la ira, contener el pecado. ¡Qué gran locura y sin sentido para elmundo! ¡Qué única opción para el creyente!. Alabado sea DIOS. Sigo rezando. DIOS les bendiga.

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    1. Antonio Sebastián:

      Es camino de perfección y de santidad dominar las pasiones y crecer en las virtudes.

      Y el mundo no nos entenderá, pero nosotros nos ponemos en camino para edificar nuestra personalidad cristiana con virtudes sólidas.

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  2. Qué hermosos sagrarios se hacen nuestros por medio de sus fotografías.

    Aquellos que tenemos un carácter impulsivo, con sus ventajas e inconvenientes, conocemos en carne propia la lucha que ha supuesto y en algunos momentos aún supone “no comerte al que tienes enfrente”. Párate, respira, cuenta hasta diez; cuentan que san Francisco de Sales arañaba la parte posterior de la mesa. De acuerdo con san Basilio: ni enojarnos, ni devolver el mal. No devolver el mal es fácil pues sólo pensar en hacerlo te provoca risa pero no enojarte es otro cantar, es costoso y lento pues precisa construir un hábito contrario al propio carácter impulsivo para actuar desde la serenidad.

    Cosa diferente es la errónea interpretación, bastante común entre los católicos, que ha identificado durante siglos la paciencia ("contra la ira") y la caridad con la inmovilidad ante el mal, como más de una vez he comentado. No podemos ser inmóviles ni mudos ante el mal porque Él no lo fue; no lo fue porque se encarnó; no lo fue porque increpó al mal en la acción humana (demonios, fariseos, san Pedro…); no lo fue porque preguntó “¿por qué me pegas?”; no lo fue porque dijo a Pilatos “soy rey”; no lo fue porque en voz alta dijo Padre perdónalos; no permaneció inmóvil ni mudo.

    “… no dudes en acudir rápidamente a la penitencia… Es una grandísima estupidez albergar estas ideas respecto al Señor….”. No me hubiera atrevido a calificar así el errado concepto de la misericordia divina tan extendido entre los católicos pero, mira por dónde, ahora tengo base para gritar: “es una estupidez” o, de forma más intelectual, la misericordia divina no es “mermelada semántica” (expresión de un filósofo español) ¡Qué grandes maestros son los santos!

    Concédenos, oh Padre, sin medida, y tú, Señor Jesús crucificado, el fuego del Espíritu de vida para vivir el don que nos has dado (Laudes).

    ¡Qué Dios les bendiga!

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    1. Julia María:

      Observo que tiene vd. debilidad por precisar conceptos y es de agradecer.

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  3. D.Javier gracias por estas catequesis son muy interésantes y nos hacen mucho bien. Dios le bendiga.

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    1. Que buena reflexión....Gracias...

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    2. ¿Desde Lusena?

      ¿Con "s"? ¿Quién serás?

      ¡Ay mi Lucena! ¡Qué buenos años allí, entre vosotros!

      Me alegro de que las catequesis del blog te sirvan y hagan el bien.

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    3. Milagrosa:

      ¿Mila? ¿Mi amiga?

      ¡Saludos! Gracias a ti.

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