viernes, 16 de septiembre de 2011

Combatir las tentaciones y al Maligno (textos isidorianos)

24. Cuando el diablo busca engañar a alguien, primero estudia la naturaleza de cada cual y se apoya allí donde comprueba que el hombre está predispuesto al pecado.

25. El diablo tienta a los hombres por aquella parte por donde considera, teniendo en cuenta la índole que manifiestan, que fácilmente se inclinarán al vicio, de modo que, según la configuración de su carácter, usa de la tentación. Lee la historia de Balaam (cf. Num 22-24), quien, como figura del diablo, manda tender perniciosas asechanzas contra el pueblo de Dios por allí por donde supone que ellos han de sucumbir más fácilmente. Pues tampoco el que conduce el agua a un lugar la hace correr por un sitio distinto de aquel hacia donde conoce que va su impulso.

26. Nadie considere culpa lo que sufre por su propio temperamento; pero luche cuanto pueda contra esto que tiene que soportar, ya que, si uno cede a su temperamento, jamás resiste a la tentación o al vicio.



27. Al diablo se le llama Behemot (cf. Job 40,10-19) en las Sagradas Escrituras, esto es, bestia, porque, derribado del cielo, cayó en tierra. Leviatán (cf. Job 40,20s), esto es, serpiente de las aguas, por cuanto con voluble astucia se desliza por el mar de este mundo. Se le llama, en cambio, ave (cf. Job 40,24) porque, a causa de la soberbia, se eleva a las alturas. Y se le designa justamente con estos tres apelativos, ya que por su culpa mereció, como un ave, tener el aire por cárcel; la tierra, por ser animal inmundo, y es serpiente, para arrojarse con furiosa agitación por el mar de este mundo.

28. Así, pues, el diablo recibe los apelativos de aquello mismo que realiza a través de sus miembros, de tal modo que él toma su nombre de la acción que cada uno ejecuta a impulso suyo. Porque ¿a quién no engaña el diablo? Por eso es animal, esto es, provoca con la lujuria; por eso es serpiente, es decir, por la malicia de su ambición y nocividad. Mas a quien ni siquiera engaña le pone asechanzas; por eso es ave, a saber, por el pecado de la soberbia. Por todas partes prepara sus engaños hasta encontrar el modo de burlar al incauto.

29. Una cosa es que el diablo se introduzca en el alma de uno, y otra distinta que habite en ella. Porque entra en el corazón de los santos cuando insinúa sus malas sugestiones; pero no habita en ellos, puesto que no los incorpora a su círculo. En cambio, habita en aquellos que son de su partido, pues ellos constituyen su templo. Y, aunque el diablo se insinúe en el ánimo de los elegidos, con todo, no descansa en ellos, como lo hace en el corazón de los réprobos, ya que el fervor de la fe le obliga a salir de los elegidos.

(San Isidoro, Sentencias III, c. 5, 24-29)

14 comentarios:

  1. "Una cosa es que el diablo se introduzca en el alma de uno, y otra distinta que habite en ella. Porque entra en el corazón de los santos cuando insinúa sus malas sugestiones; pero no habita en ellos, puesto que no los incorpora a su círculo."

    A eso tenemos que aspirar, a no pertenecer al círculo del enemigo. El club del maligno se llama destrucción y su estatutos son la desunión interna y externa del ser humano.

    Dios nos ayude. Seguimos en oración compartida :)

    ResponderEliminar
  2. Luz para el camino, este post de hoy.
    Muchas gracias,Don Javier.
    Procuraremos el ojo avizor.
    :)

    ResponderEliminar
  3. Buenos días. Una entrada interesantísima, como todas las que nos ayudan en el combate contra el Maligno.

    MisereremeiDomine, el punto 29 no es muy agraciado creo yo porque parece que el espíritu inmundo pueda entrar en el alma humana y esto no es así, sólo hay posesión corporal pues sólo Dios habita el alma humana y espíritu angélico. Lo que hace es proyectar mentalmente, una especie de escupitajo que te llega al corazón de golpe si al intentar hacerlo por la razón (caso de Eva) él santo no entra en diálogo, el apestoso puede escupir toda la tentación de golpe así, y en ti se expande como una bomba sin que puedas evitar ver imágenes, sentir fuerzas,caer en enfermedades extrañas médicamente inexplicables, violación, vejaciones, etc. Los hijos del Maligno colaboran activamente y unen sus corazones al mal, pero el Maligno no puede más que poseer sus cuerpos sólo si Dios lo permite, no basta el deseo del que conjura ó se hace hostia en sus adoraciones negras, las voluntades vencidas no le oponen resistencia sin auxilio de la Gracia. Me gusta la visión que haces de ese club, es muy cierta.un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Javier, como te agradesco esta entrada de hoy. Me da mayor seguridad frente al demonio, por que es que lo siento todo el tiempo con sus triquiñuelas poniendome la zancadilla y es agotador luchar contra él.
    Tu mensaje me anima y me da fuerzas.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Y ahí entra mi debilidad que el seductor conoce tan bien...pero en ella he puesto a Cristo crucificado.....y ante este no puede hacer absolutamente Nada.....es la Cruz Gloriosa la que siempre vence al "marea perdices" como le llamo de vez en cuando......Ahora lo hago "trabajar" para el Señor y esto lo pone a 1oo...je je
    La oracion constante es mi salvacion....porque tengo experiencia de intentar enfrentarme con él en mis fuerzas y Madre Mia!!!! siempre vence.....con la Gracia está derrotado y lo sabe.
    Todo lo puedo ahora en Aquel que me conforta.un abrazo

    ResponderEliminar
  6. Si observamos a Jesús en el pasaje evangélico de las tentaciones, vemos que el Señor despachó de inmediato al demonio. No entró en diálogo con el enemigo sino que les respondió con decisión y determinación a diferencia de lo que hizo Eva.

    ¡Qué Dios les bendiga!

    ResponderEliminar
  7. Cierto estimado NIP :) Creo que San Isidoro lo diferencia aunque no lo haga con las mismas palabras que utilizamos ahora. Dice:

    "Una cosa es que el diablo se introduzca en el alma de uno, y otra distinta que habite en ella"

    Lo que no podemos negar es que nuestra naturaleza está rajada y agrietada por muchas partes. Las tentaciones entran por esas grietas e intentan irla agrietando más y más.

    El maligno se complace en vernos rotos por esta acción. Rotos, sufrientes y sin capacidad de solicitar la ayuda de Dios.

    Un abrazo fraterno :)

    ResponderEliminar
  8. Miserere acierta ofreciendo una frase antológica. ¿Habéis caído en la cuenta de la grandeza de esa expresión?

    "El club del maligno se llama destrucción y su estatutos son la desunión interna y externa del ser humano".

    ¡Maldito club! Porque además en ese club del maligno se odian entre ellos, sólo se soportan y se juntan para atacar y hacer daño.

    NIP:

    No soy experto en esas lides, pero me cuestiono si la posesión es sólo corporal... porque a mí me parece que también afecta al alma esclava por el pecado. Pero no lo afirmo con rotundidad: no tengo certeza (ni tiempo ahora para consultarlo).

    ResponderEliminar
  9. Felicitas, Mento, Gosspi: aquí, porque es catequesis para adultos, una formación del laicado, se busca ofrecer luz y doctrina. Me alegro de que os sirva, os agrade, os ayude.

    Tengamos todos cuidado con el maligno que ronda, como león, buscando a quién devorar. Hay que ser más listos que él.

    Julia María:

    Vd. nos recuerda un punto sencillo y básico, y es no entrar en diálogo con la tentación, sino rechazarla de inmediato.

    ResponderEliminar
  10. Al diablo le temo más que a una vara verde. Hoy, antes de entrar en este blog, pensaba en él porque tiene todas las artimañas posibles para apartarnos del bien. Hay que desconfiar mucho pues a veces se viste de preciosas sedas para camuflarse y despistarnos.
    Muy buena entrada.
    Recen por mí que no me encuentro bien.

    ResponderEliminar
  11. Capuchino de Silos:

    Mucho ánimo.

    Reciba un fortísimo abrazo y la oración de todos.

    ResponderEliminar
  12. Amigos,
    no hemos de temer al Demonio, sino estar vigilantes en la oración y la acción de gracias. Porque el poder es de Cristo.

    Al demonio se le vence con un arma: la confianza total en la Iglesia, nuestra Madre, imagen mística de María, que le pisa la cabeza a la serpiente en cada sacramento, con cada sacramental, con cada momento litúrgico.

    La Divina Liturgia implica, de hecho, exorcismos. El bautismo contiene un exorcismo, una liberación de la esclavitud del mundo (que está bajo el poder del Maligno), y es la victoria gratuita, la nueva creación en libertad del hombre interior, liberado por la gracia del lazo del mal.

    La serpiente no penetra en la Ciudad Celeste si nuestra voluntad no se lo permite por el pecado.

    Quien confía en la Iglesia, y no en sí mismo, no ha de temer, sino confiar en el Cuerpo de Cristo que le dará la victoria si permanece vigilante en la oración. Pues a los apóstoles el Señor:

    "les envío a predicar con el poder de expulsar los demonios" (Mc 3, 15)

    ResponderEliminar