sábado, 4 de marzo de 2017

¡Padre nuestro!

¡Padre nuestro!

Esa es la bendita invocación que podemos dirigir a Dios cuando recibimos el Espíritu Santo que nos hace partícipes del espíritu filial, constituyéndonos hijos adoptivos de Dios.


Los catecúmenos, en la última etapa de su preparación llamada "etapa de iluminación", eran calificados de "competentes", preparándose de manera inmediata, recibían el Padrenuestro de boca del Señor. Es la entrega del Padrenuestro, recibiendo unas catequesis que explicaban su contenido, su sentido de "evangelio compendiado".

Lo reciben ahora, en la última semana de Cuaresma, y lo recitarán solemnemente cuando ya hayan sido iniciados por los sacramentos en la noche de la Vigilia pascual.

Junto a los "competentes", los padrinos y los fieles recibían estas catequesis. Nosotros vamos a recibirlas con palabras de San Agustín, y dejémonos evangelizar por la enseñanza sobre el Padrenuestro.


"n. 1. Por primera vez habéis recitado de memoria en presencia de la comunidad cristiana el Símbolo, en que se halla compendiada nuestra fe. Ya otras veces os he hablado de lo que dice el apóstol Pablo: ¿Cómo van a invocar a aquel en quien no han creído? Puesto que ya recibisteis, aprendisteis de memoria y recitasteis en público cómo ha de creerse en Dios, recibid hoy cómo se le ha de invocar.

Cuando se leyó el Evangelio, oísteis que fue el Hijo mismo quien enseñó a sus discípulos y a quienes creen en él esta oración. Habiéndonos compuesto tales preces tan gran jurista, tenemos esperanza de ganar la causa. Es el asesor del Padre, pues está sentado a su derecha como habéis confesado. Quien ha de ser nuestro juez, ése es nuestro abogado. De allí ha de venir a juzgar a vivos y a muertos.

Retened, pues, esta oración que habéis de proclamar en público dentro de ocho días. Quienes de vosotros no supieron bien el Símbolo, apréndanlo, tienen tiempo todavía.

El sábado tendréis que darlo de memoria en presencia de todos los asistentes; es el último sábado, aquel en que vais a ser bautizados. Dentro de ocho días a partir de hoy tendréis que recitar de memoria esta oración que hoy habéis recibido.

n. 2. La oración empieza así: Padre nuestro que estás en los cielos. Hemos hallado un Padre en los cielos, veamos cómo hemos de vivir en la tierra.

Quien ha hallado tal Padre debe vivir de manera tal que sea digno de llegar a su herencia. Todos juntos decimos: Padre nuestro. 

¡Cuánta bondad! Lo dice el emperador y lo dice el mendigo; lo dice tanto el siervo como su señor. Uno y otro dicen: Padre nuestro que estás en los cielos. 

Reconocen que son hermanos cuando tienen un mismo padre. No considere el señor indigno de su persona el tener como hermano a su siervo, a quien quiso tener como hermano Cristo el Señor".

(S. Agustín, Serm. 58, 1-2).

2 comentarios:

  1. Se llena el corazón y la boca al decir: Padre nuestro.

    Los hombres se reconocen como hermanos cuando descubren que tienen el mismo Padre.

    Hijos de Dios, aclamad al Señor,aclamad la gloria y el poder del Señor,aclamad la gloria del nombre del Señor,
    postraos ante el Señor en el atrio sagrado(del Salmo 28 de Laudes).

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