sábado, 18 de febrero de 2017

La belleza auténtica (Palabras sobre la santidad - XXXV)

Cuando vienen modas o ideologías, que subrayan con fuerza un esteticismo que busca sólo la belleza formal, exterior, identificada además con una estética concreta y única, la barroca, hablar de belleza podría parecer que carece de sentido. Pero es que la belleza nunca se identifica con el esteticismo.


El esteticismo se detiene únicamente en las formas, y no accede a la Verdad de las cosas, de los elementos y de la realidad. Aunque lo sublime y quiera trascender, el esteticismo se agota en sí mismo, atándose a unas formas, un contenido formal de alguna época histórica, y fuera de él, de ese estilo único y concreto, todo lo halla vulgar, vacío, irreligioso. Pero el esteticismo no es la belleza.

La belleza es cualidad de Dios; aquello que fascina, atrae la vista, causa impacto reflejando la Verdad, mostrándola de manera sugerente. Dios es la Belleza misma y de su Belleza participan todas las demás cosas, todos los demás seres... y participan de modo especialísimo los santos. En efecto, éstos han sido iluminados y transfigurados que su propia existencia se convierte en bella con una belleza participada.
 

"La belleza de la vida cristiana es más incisiva aún que el arte y la imagen en la comunicación del mensaje evangélico. En definitiva, sólo el amor es digno de fe y resulta creíble. La vida de los santos, de los mártires, muestra una singular belleza que fascina y atrae, porque una vida cristiana vivida en plenitud habla sin palabras. Necesitamos hombres y mujeres que hablen con su vida, que sepan comunicar el Evangelio, con claridad y valentía, con la transparencia de las acciones, con la pasión gozosa de la caridad" (Benedicto XVI, Disc. al Pontificio Consejo para la Cultura, 13-noviembre-2010).

La belleza de una vida transfigurada por el Espíritu Santo deslumbra y supera con creces cualquier actividad artística, cualquier obra humana, así como el esteticismo impuesto.

Los santos, en el mundo, son belleza y luz, manifestaciones del Misterio de Dios simplemente con su existencia transformada y llena de Dios.

"El arte y los santos son la mayor apología de nuestra fe. Los argumentos aducidos por la razón son muy importantes, y no se puede renunciar a ellos; pero luego, a pesar de ellos, sigue existiendo el disenso. En cambio, al contemplar a los santos, esta gran estela luminosa con la que Dios ha atravesado la historia, vemos que allí hay verdaderamente una fuerza del bien que resiste al paso de los milenios, allí está realmente la luz de luz. Del mismo modo, al contemplar las bellezas creadas por la fe, constatamos que son sencillamente la prueba viva de la fe" (Benedicto XVI, Encuentro con el clero de la diócesis de Bolzano-Bressasone, 6-agoto-2008).

La belleza de los santos apunta al Infinito, al Misterio. Mirarlos a ellos es vislumbrar la Hermosura, siempre antigua y siempre nueva, de Dios mismo.

2 comentarios:

  1. Si Dios es la Belleza increada, al querer ser nuestro buen Padre y habitar en nuestros corazones, nos la va comunicando, poco a poco, para que al fin, en la vida eterna prometida, reluzca con toda su hermosura. Negar la belleza es involucionar, no me cabe duda al respecto. Un saludo filial, Don Javier.

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  2. Dios es el creador de todo lo bello que existe, aun de las cosas bellas que el hombre y la mujer pueden crear.

    Nosotros somos vestidos de belleza en Cristo, el Unigénito, para Quien el Padre creó todo.

    Haz, Señor, que te glorifiquemos (de las Preces de Laudes)

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