sábado, 4 de febrero de 2017

Enfermedad y salud (sin conviene)

Como sabemos, cuando se celebra el sacramento de la Unción de enfermos, pedimos la salud tanto del alma como del cuerpo al enfermo. Pero siempre la doctrina de la Iglesia nos ha enseñado que uno de los efectos de dicho sacramento es conferir la salud "si conviene" a la salvación del enfermo.


Ya de entrada nos está diciendo que todo es aparente y que la enfermedad, que aparentemente puede ser un gran mal, a lo mejor sí nos conviene; muchos enfermos han experimentado la enfermedad como prueba y como una bendición para otras muchas cosas, se han "humanizado" quienes tal vez eran muy duros y fríos para todo, o ha servido para descubrir al Señor cuando antes ni lo veían. Y la salud, que aparentemente es un bien, puede privarnos de bienes mayores porque se puede hacer un mal uso de esa salud.

San Agustín lo explicaba a sus fieles. Hemos de pedir la salud "si nos conviene", es decir, si conviene al bien de nuestra alma. Dios sabe hablarnos y conducirnos mediante el lenguaje de la enfermedad y el lenguaje de la salud.



"Bueno es, bueno, que no te preocupes de la salud del cuerpo, sino que la pidas a Dios.

Si sabe que te conviene, la dará; si no te la diere, no aprovechaba tenerla.

¿Cuantísimos están enfermos, inofensivos en cama y, si estuvieren sanos, proceden a cometer crímenes? ¿A cuantísimos les daña la salud?

Al bandido que avanza hacia un desfiladero para matar a un hombre, ¡cuánto mejor le era estar enfermo! Al que de noche se levanta a perforar pared ajena, ¡cuánto mejor para él si unas fiebres lo agitasen! De modo por entero inofensivo estaría enfermo, mas con salud es un criminal.

Sabe, pues, Dios qué nos conviene; ocupémonos sólo de esto: de que nuestro corazón esté sano de pecados, y de que, cuando quizá somos flagelados en el cuerpo, le pidamos clemencia" (In Ioh. ev., 7, 12).


1 comentario:

  1. Sí, salud o enfermedad si conviene. Todo, si conviene. Como rezaba Teresa de Jesús:

    Dadme muerte, dadme vida:
    Dad salud o enfermedad,
    Honra o deshonra me dad,
    Dadme guerra o paz crecida,
    Flaqueza o fuerza cumplida,
    Que a todo digo que sí.
    ¿Qué queréis hacer de mí?

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