martes, 17 de junio de 2014

Dios es Médico eficaz

Una de las metáforas más empleadas para explicar la salvación, la acción redentora, es la de "médico y medicina" que se aplican tanto a Dios en general como a Jesucristo en particular.

Vamos a familiarizarnos con el lenguaje de los Padres de la Iglesia.

Es Médico eficaz que no teme acercarse al enfermo, sino que lo toca, diagnostica su mal para, a continuación, sanarlo. 

"Muchas veces uno sigue estando enfermo bajo el cuidado de los médicos, incluso con técnicas y medicamentos, la ciencia no es eficaz y se escapa el poder de un determinado tratamiento. Respecto a Dios no sucede eso, sino que,cuando los pones delante del Médico, sucede quelaherida es curada totalmente. En efecto, no se trata de una ciencia humana que carezca de efecto, sino un poder divino que se adueña de naturaleza, enfermedades, perversidad y de todo mal" (S. Juan Crisóstomo, Com. al salmo 6,3,2).

Nada hay que temer; al contrario, es preferible mostrar las llagas, las heridas, las enfermedades al Médico porque sólo buscará sanar con amor infinito.

El Médico es nuestro protector y consuelo en las enfermedades y en toda tribulación. Su sola presencia es ya consuelo infinito, nuevo, desconocido, que tonifica el alma por dentro con suavidad. Sus palabras calman todo el interior y renace la esperanza con fuerza.

"Protector en las tribulaciones, que harto nos sobrevinieron. Lo que he dicho con frecuencia, también lo digo ahora. No impide que venga aflicciones, sino que cuando vienen nos asiste, nos hace más idóneos y experimentados. Ahora bien, el harto tiene que ir unido al protector. En verdad, no auxilia como de pasada, sino con generosidad, consiguiendo más consuelo del auxilio que molestia de las aflicciones. Y no nos consigue sólo el auxilio que reclama la anturaleza de los males, sino mucho más" (S. Juan Crisóstomo, Com. al Salmo 45, 1,2).

Un Médico divino ha venido a nosotros. Acerquémonos a Él para ser sanados.

2 comentarios:

  1. El Catecismo nos dice que el hombre del Antiguo Testamento vive la enfermedad de cara a Dios, ante Dios se lamenta por su enfermedad y por su pecado y de Él, que es el Señor de la vida y de la muerte, implora la curación; así la enfermedad y el pecado se convierten en camino de conversión. Incluso ya el profeta Isaías entrevió que el sufrimiento podía tener también un sentido redentor por los pecados de los demás.

    Jesús no tiene solamente poder para curar sino también para perdonar los pecados pues vino a curar al hombre entero, alma y cuerpo, pero pide a los enfermos que crean y se sirve de signos para curar: saliva e imposición de manos, barro…; y los enfermos trataban de tocarlo "pues salía de él una fuerza que los curaba a todos". Estos signos anunciaban una curación más radical: la victoria sobre el pecado y la muerte por la Pascua de su Cruz. Y de esta forma nos dejó los sacramentos, en los cuáles continúa "tocándonos" para sanarnos, pero si no le mostramos las heridas ¿cómo nos podrá sanar? "No hay que temer..."

    Medio broma, medio en serio: parece mentira que a un adulto, sobre todo si es católico, haya que explicarle que Jesucristo es Dios, no Superman.

    Estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración (de la lectura breve de Vísperas)






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    1. Julia María:

      Todos los temas patrísticos de "Cristo Médico" los recopilé e incorporé en mi tesina de licenciatura. Me encantó las variantes de ese concepto en los Padres aplicados a Cristo.

      Lo de que Jesucristo es Dios, no Superman..., no sé por dónde va. Pero ¡qué cierto es! Hombre verdadero, plenamente hombre y Dios verdadero... Pero no superhéroe americano.

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