sábado, 12 de febrero de 2011

El carácter de la teología

La teología conlleva, como disciplina, unos requisitos y unos presupuestos, sin los cuales la teología se convierte en mera filosofía, o, lo que es peor, en una ideología al vaivén de los tiempos y las modas de pensamiento.
Una verdadera teología posee un sabor sapiencial, de amor y contemplación de Dios, junto al estudio y la lectura y la investigación. Las palabras del Papa Benedicto señalan muy bien los fundamentos de la teología.

Existe realmente una teología que quiere sobre todo ser académica, parecer científica, y olvida la realidad vital, la presencia de Dios, su presencia entre nosotros, su hablar hoy, no sólo en el pasado. Ya san Buenaventura distinguió dos formas de teología, en su tiempo; dijo: “hay una teología que viene de la arrogancia de la razón, que quiere dominar todo, hace pasar a Dios de sujeto a objeto que estudiamos, mientras debería ser sujeto que nos habla y nos guía”. Existe realmente este abuso de la teología, que es arrogancia de la razón y no nutre la fe, sino que oscurece la presencia de Dios en el mundo. Después hay una teología que quiere conocer más por amor al amado, está estimulada por el amor y guiada por el amor, quiere conocer más al amado. Y esta es la verdadera teología, que viene del amor de Dios, de Cristo, y quiere entrar más profundamente en comunión con Cristo (Benedicto XVI, Diálogo con los sacerdotes, 10-junio-2010).

 A veces el peligro de la teología es su cientifismo, queriendo aparecer rigurosa en sus formulaciones, con un gran aparato crítico y notas a pie de página. Pero, aun cuando es ciencia y necesita de un rigor en el pensamiento y en el método, la teología debe nacer del amor a Cristo, ser guiada por el amor a Cristo y conducir al amor de Cristo.

¿Cuáles son los peligros de la teología hoy?
En realidad, las tentaciones hoy son grandes; sobre todo se impone la llamada “visión moderna del mundo” (Bultmann, modernes Weltbild), que se convierte en el criterio de cuanto sería posible o imposible. Y así, precisamente con este criterio de que todo es como siempre, que todos los acontecimientos históricos son del mismo tipo, se excluye precisamente la novedad del Evangelio, se excluye la irrupción de Dios, la verdadera novedad que es la alegría de nuestra fe. ¿Qué hacer? Yo diría ante todo a los teólogos: tened valor. Y quisiera decir un gran “gracias” también a muchos teólogos que hacen un buen trabajo. Hay abusos, lo sabemos, pero en todas partes del mundo hay muchos teólogos que viven verdaderamente de la Palabra de Dios, se nutren de la meditación, viven la fe de la Iglesia y quieren ayudar para que la fe esté presente hoy día. A estos teólogos quisiera decir un gran “gracias”. Y diría a los teólogos en general: "¡no tengáis miedo de este fantasma de la cientificidad!". Yo sigo la teología desde 46; comencé a estudiar teología en enero de 1946, y he visto por tanto a tres generaciones de teólogos, y puedo decir: las hipótesis que en aquel tiempo, y después en los años 60 y 80 eran las más nuevas, absolutamente científicas, absolutamente casi dogmáticas, ¡con el tiempo han envejecido y ya no valen! Muchas de ellas parecen casi ridículas. Por tanto, tener el valor de resistir a la aparente cientificidad, de no someterse a todas las hipótesis del momento, sino de pensar realmente a partir de la gran fe de la Iglesia, que está presente en todos los tiempos y que nos abre el acceso a la verdad. Sobre todo, también, ¡no pensar que la razón positivista, que excluye lo trascendente – que no puede ser accesible – sea la razón verdadera! Esta razón débil, que presenta sólo las cosas experimentables, es realmente una razón insuficiente. Nosotros teólogos debemos usar la razón grande, que está abierta a la grandeza de Dios. Debemos tener el valor de ir más allá del positivismo a la cuestión de las raíces del ser. Esto me parece de gran importancia. 
Ya que la razón es iluminada por la fe para contemplar la Verdad, hay que pensar y pensar bien, buscando, indagando y contemplando, pero realizar todo este proceso en el seno de la Iglesia y con sentido eclesial. Una teología que construya una "anti-Iglesia", que se atribuya la "profecía" para fomentar el disenso, la contestación o la heterodoxia, no es tal teología ni merece ese nombre.

Por tanto, es necesario tener el valor de la razón amplia, grande, tener la humildad de no someterse a todas las hipótesis del momento, vivir de la gran fe de la Iglesia de todos los tiempos. No existe una mayoría contra la mayoría de los Santos: ¡la verdadera mayoría con los Santos de la Iglesia, y a los Santos debemos orientarnos! Después, a los seminaristas y sacerdotes digo lo mismo: pensad que la Sagrada Escritura no es un libro aislado: está vivo en la comunidad viva de la Iglesia, que es el mismo sujeto en todos los siglos y que garantiza la presencia de la Palabra de Dios. El Señor nos ha dado a la Iglesia como sujeto vivo, con la estructura de los obispos en comunión con el Papa, y esta gran realidad de los obispos del mundo en comunión con el Papa nos garantiza el testimonio de la verdad permanente. Tengamos confianza en este Magisterio permanente de la comunión de los obispos con el Papa, que nos representa la presencia de la Palabra. Y tengamos también confianza en la vida de la Iglesia y, sobre todo, debemos ser críticos. 
Por último, los ingredientes necesarios para la teología:
  1. Conciencia de que la formación teológica es muy importante. Lejos de ser un curriculum de asignaturas y créditos, es un saber que edifica a la persona y sirve a los hombres para el seguimiento del Señor. Por eso toda teología verdadera es, de por sí, pastoral.
  2. La teología la harán quienes sean amigos y oyentes de la Palabra, que se recibe en la liturgia, se medita en la plegaria personal y se confronta con la vida.
  3. Conocer las corrientes de pensamiento hoy. La teología es un lenguaje y una ciencia para comunicar al hombre de hoy y por ello debe conocer los sistemas de pensamiento de hoy, la cultura del momento y, con fidelidad al contenido (a la Verdad) buscar el lenguaje y los modos para hablar en el hoy del hombre. No basta repetir conceptos, con lenguajes fijos que no digan nada a quien escuche porque no entiende las palabras. Ni la teología es mera repetición sublime con miedo a avanzar.
  4. La fe de la Iglesia, sintetizada y expuesta en el Catecismo, es el criterio de eclesialidad de toda teología y un modelo de forma y lenguaje.

Ciertamente la formación teológica – esto quisiera decir a los seminaristas – es muy importante. En nuestro tiempo debemos conocer bien la Sagrada Escritura, también precisamente contra los ataques de las sectas; debemos ser realmente amigos de la Palabra. Debemos conocer también las corrientes de nuestro tiempo para poder responder razonablemente, para poder dar – como dice san Pedro - “razón de nuestra fe”. La formación es muy importante. Pero debemos ser también críticos: el criterio de la fe es el criterio con el que ver también a los teólogos y las teologías. El Papa Juan Pablo II nos dio un criterio absolutamente seguro en el Catecismo de la Iglesia Católica: aquí vemos la síntesis de nuestra fe, y este Catecismo es verdaderamente el criterio para ver donde va una teología aceptable o no aceptable. Por tanto, recomendamos la lectura, el estudio de este texto, y así podremos seguir adelante con una teología crítica en el sentido positivo, es decir, crítica contra las tendencias de la moda y abiertas a las verdaderas novedades, a la profundidad inagotable de la Palabra de Dios, que se revela nueva en todos los tiempos, también en nuestro tiempo (Benedicto XVI, Diálogo con los sacerdotes, 10-junio-2010).

6 comentarios:

  1. Pues si, estoy de acuerdo. Mi marido estudia Teología y se dedica a la investigación...hoy está haciendo un examen..y rezo sin parar para que la arrogancia de la razón humana no haga que este estudio sea obstáculo para encontrarse con Jesús. Rece, pues a veces tengo la sensación esta. Y cuando se lo digo parece estar seguro de estar fuera de esta tentación.

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  2. Si don Javier me lo permite, pongo un enlace a un claro y valiente artículo del P. Iraburu sobre la reciente declaración de los 144 teólogos alemanes y que él titula: "Son teólogos que han perdido la fe"
    http://infocatolica.com/blog/reforma.php

    El artículo no tiene desperdicio, pero me quedo con una cita de san Agustín:
    «los que en el Evangelio creéis lo que queréis, creéis más que en el Evangelio en vosotros mismos» (Contra Faustum 17,3).

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  3. yo creo que todo cuenta el estudio y la contemplacion ser un gran teologo pero de nada sirve si nos falta lo esencial si nos falta el amor seremos como campana que resuena faltaremos a la caridad con nuestros hermanos

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  4. Cierto: todo en amor y por amor. Si no... la ciencia hincha dice san Pablo.

    Discúlpenme quienes tal vez estéis más ajenos a la reflexión de la teología como tal; quizás esta catequesis os pilla lejos de vuestros intereses. Pero a mí es algo apasionante: reflexionar sobre la teología como tal. Le he dedicado mucha lectura, tengo un fichero con notas sobre este tema que pertenece a la categoría de Teología fundamental (o Apologética).

    Lo que reflexiono me gusta escribirlo, y ya que tenemos para todos esta tribuna, esta cátedra de enseñanza, lo ofrezco.

    Saludos. Feliz domingo a todos. Con mi bendición + (Capuchino de Silos: no se quejará, les doy la bendición como Vd. sugirió.......)

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  5. La formación debe arrancar, en mi humilde opinión, del mismo centro de nuestra fe: Nuestro SEÑOR JESUCRISTO, ÉL es la fuente que nos irá, por obra del ESPÍRITU SANTO, con nuestro esfuerzo voluntario, iluminando, revelando y dirigiendo por el camino de la verdad y justicia.

    Contemplar y vivenciar mi vida en mi fe y mi fe en mi vida; de la vida a la oración y de la oración a la vida, son las fuentes que irán abriendo en mi corazón, por la acción del ESPÍRITU, toda la verdad revelada que el SEÑOR quiere que cada uno reciba.

    Por contra, creernos suficiente y capaces de abarcar y conocer por la Teología el conocimiento de DIOS puede conducirnos a una verdad teórica pero no vivida y eso no nos lleva a ninguna parte.

    Le invito a agregarse y colaborar, si no lo conoce y no está, puede aportar y enseñar mucho, en "Blogueros con el Papa".

    Puede echarle una ojeada y verlo por usted mismo.

    Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.

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  6. Muy útil esta reflexión para los jóvenes que estudiamos teología.

    Un saludo y gracias.

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