viernes, 2 de abril de 2010

Primer día de la Pascua: la Cruz gloriosa de Jesucristo


¡Salve Cruz, nuestra única esperanza!

    Hemos comenzado ya el Triduo pascual. La Misa en la Cena del Señor como oficio de Vísperas ha dispuesto el corazón de la Iglesia-Esposa para que entre, adorando, amando, en el Triduo pascual y se una a su Esposo, Jesucristo.

    Es la Hora. Ha sonado la Hora, aquella Hora para la que el Hijo había venido y que anhelaba. Esta es la Hora en la que va a ser glorificado: será elevado en la cruz, y cuando Él sea elevado, atraerá a todos los hombres hacia Sí.

    Es la Hora. Hemos iniciado el Triduo pascual.
    Es la Hora. Permanecemos unidos al Señor en su Pascua.
    Es la Hora. Va a ser glorificado.

    Adoremos al Señor, el Rey de la Gloria y meditemos y contemplemos la Cruz de Cristo que en la Pascua deviene Cruz gloriosa, árbol de salvación.

¡Salve Cruz, nuestra única esperanza!

Como jaculatorias a lo largo del día, que nos preparen a la celebración litúrgica o que la prolonguen, podríamos orar diciendo:

  • Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos; por el madero ha venido la alegría al mundo entero (antífona bizantina)

  • Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu santa Cruz redimiste el mundo.

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