martes, 10 de diciembre de 2024

Los exorcismos (Ritos y gestos - XV), 1ª parte



            Todo exorcismo es una plegaria dirigida a Dios pidiendo la liberación de algo o de alguien del poder de Satanás para que se reintegre al servicio de Dios. Así purificada la materia o la persona, será libre en el servicio del Señor. Se prolonga de este modo el poder de Cristo sobre los demonios, tantas veces aparecido en el Evangelio, por medio de la acción de la Iglesia.



Exorcismo mayor


            Hay un ritual propio de exorcismo para el caso más grave de posesión o influjo diabólico. Es el exorcismo mayor dirigido a expulsar al demonio de una persona.

            La Iglesia lucha contra Satanás invocando a su Señor para ayudar a los fieles que experimentan la posesión diabólica, librarlos de las insidias del demonio y de toda perturbación.

            Es una auténtica liturgia: aspersión con agua bendita, letanía, salmos, Evangelio, imposición de manos, el Credo, el crucifijo que es besado, la fórmula deprecativa invocando a Dios y la fórmula imperativa “por la que en nombre de Cristo se conjura directamente al diablo para que salga del fiel vejado” (REx 28). Termina el rito con una fórmula de acción de gracias, oración y bendición.

            La larga fórmula deprecativa es una invocación a Dios para que libere al fiel del demonio (REx 61):



Oh Dios, creador y defensor del género humano,
vuelve tu mirada sobre este hijo tuyo N.,
que creaste a tu imagen
y que llamas a participar de tu gloria:
el antiguo adversario lo atormenta cruelmente
lo oprime con despiadada violencia,
lo angustia con inhumano terror.
Envía sobre él tu Espíritu Santo
que lo fortalezca en la lucha,
que le enseñe a orar en la tribulación,
y lo fortifique con su poderosa protección.
Escucha, Padre santo,
el gemido de tu Iglesia suplicante:
no permitas que tu hijo
sea poseído por el padre de la mentira;
ni que tu siervo al que Cristo
redimió por su sangre,
sea sometido a la servidumbre del diablo;
ni que el templo de tu Espíritu
sea ocupado por un espíritu inmundo…
Escucha, Dios misericordioso,
los ruegos de santa María, la Virgen…


Los exorcismos en el camino de la Iniciación cristiana

            Preparándose los adultos para su Iniciación cristiana, los catecúmenos recorren un camino de fe y de conversión profunda, despojándose del pecado y purificándose de él para recibir la vida nueva en Cristo. “De la evangelización, llevada a cabo con el auxilio de Dios, brotan la fe y la conversión inicial, con las que cada uno se siente arrancar del pecado e inclinado al misterio del amor divino” (RICA 10).

            El catecumenado no es sólo instrucción y doctrina cristiana, sino que también busca la transformación de la persona, debiendo tener una “conversión inicial y la voluntad de cambiar de vida” (RICA 15). Estas disposiciones irán madurando y llegará el período de purificación e iluminación (la Cuaresma previa a la Iniciación sacramental) en que se ejercitan en “la penitencia” (cf. RICA 21), purificándose “con el examen de conciencia y por la penitencia” (RICA 25).

            Como una gran ayuda, los exorcismos en el catecumenado piden la gracia y la fortaleza de Dios para romper con el pecado y purificar el corazón.

            Los escrutinios –son tres- son exorcismos, que se celebran para “descubrir en los corazones de los elegidos lo que es débil, morboso o perverso para sanarlo; y lo que es bueno, positivo y santo para asegurarlo” ya que “se ordenan a la liberación del pecado y del diablo, y al fortalecimiento en Cristo” (RICA 25).

            Además, durante todo el catecumenado, se pueden realizar los exorcismos menores. Estos exorcismos menores se celebran por el sacerdote, o por el diácono, o también por un catequista digno y apto designado por el Obispo para este ministerio (cf. RICA 48). Se hace extendiendo las manos sobre los catecúmenos, estando éstos inclinados o arrodillados (RICA 109).

            Al ser una ayuda eficaz durante el proceso, se pueden realizar muchas veces: “durante la celebración de la palabra; también, si el caso lo aconsejara, al principio o al fin de la reunión para la catequesis, finalmente, por necesidades peculiares, en privado para cada catecúmeno” (RICA 110).

            Varias oraciones de exorcismo nos ofrece el Ritual; por ejemplo:

Señor, Dios nuestro,
por quien se nos descubre la vida verdadera,
se anula la corrupción,
se fortalece la fe,
se despierta la esperanza
y se inculca la caridad,
te rogamos en el nombre de tu Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
y por la virtud del Espíritu Santo,
que alejes de estos siervos tuyos
la incredulidad y la duda,
(el culto de los ídolos y la magia,
los encantamientos y el espiritismo),
el ansia de dinero y los halagos de las pasiones,
las enemistades y las discordias
y cualquier forma de maldad.
Y puesto que les has llamado
para que sean santos y sin pecado en tu presencia,
infunde en ellos el espíritu de fe y de piedad,
de paciencia y de esperanza,
de moderación y de pureza,
de caridad y de paz (RICA 114).


            U otro ejemplo:

Señor Jesucristo,
que en el sermón de la Montaña
quisiste apartar del pecado a tus discípulos
revelar las bienaventuranzas del reino de los cielos,
haz que estos siervos tuyos,
que oyen la palabra del Evangelio,
se conserven inmunes del espíritu de codicia y avaricia,
de sensualidad y de soberbia.
Como fieles discípulos tuyos,
se consideren dichosos,
cuando sean pobres y hambrientos,
misericordiosos y limpios de corazón;
trabajen por la paz
y soporten con alegría las persecuciones,
para que se hagan partícipes de tu reino,
y así consigan la misericordia prometida,
y experimenten el gozo de ver a Dios en los cielos (RICA 116).

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