sábado, 20 de julio de 2019

Anotaciones varias para la liturgia



La noble sencillez de la liturgia requiere que los ritos sean claros y significativos, que se vean, que se hagan bien (ars celebrandi), quitando repeticiones inútiles, y, por supuesto, sin multiplicar las moniciones: los ritos deben ser lo suficientemente claros por sí mismos. ¡Qué verborrea en la liturgia! Y ¡qué pocos significativos y elocuentes los ritos! ¡Cuántas moniciones y explicaciones para luego escuchar una lectura bíblica que es breve y clara si se sabe leer bien, o partir el pan clara y visiblemente durante el Cordero de Dios! 



Recordemos lo que dice el Concilio Vaticano II:

Los ritos deben resplandecer con noble sencillez; deben ser breves, claros, evitando las repeticiones inútiles, adaptados a la capacidad de los fieles y, en general, no deben tener necesidad de muchas explicaciones (SC 34).



            Lo grande y lo pequeño en la liturgia. Todo forma un conjunto armónico, bello, elegante. ¡Es el Misterio pascual entre nosotros! 

                Y aunque las catequesis aquí sólo hayan tratado algunos rasgos y algunos puntos, nos abre un panorama y ojalá suscite una sed: conocer mejor y vivir en profundidad los ritos litúrgicos. Son, realmente, desconocidos, pero es que la ignorancia es atrevida y comete disparates en las mismas celebraciones que no son nuestras, porque no somos sus propietarios, sino que el misterio litúrgico es DEL SEÑOR y regulado por la Iglesia.



            “La Iglesia no sólo actúa, sino que se expresa también en la liturgia, vive de la liturgia y saca de la liturgia las fuerzas para la vida. Y por ello la renovación litúrgica, realizada de modo justo, conforme al Espíritu del Vaticano II, es en cierto sentido la medida y la condición para poner en práctica las enseñanzas del Concilio Vaticano II” (Juan Pablo II, Dominicae Cenae, n. 13).

           

            La reforma de la liturgia está concluida. Sólo basta su profundización espiritual, su conocimiento mediante catequesis, una digna y correcta celebración (¡que de por sí ya es elocuente!), no al libre arbitrio de cada cual, sino respetando y realizando con amor y unción las normas litúrgicas de la Iglesia.

1 comentario:

  1. Existe una elegancia sacerdotal que transparenta la Vida en Cristo y se manifiesta en la liturgia. Abrazos fraternos.

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