martes, 29 de marzo de 2011

Meditación sobre la cruz en cada cristiano

"Por ser descendencia de Adán, pertenecimos un tiempo a Satanás. En el bautismo, la sangre de Cristo cayó sobre nosotros y arrancó nuestra alma del poder de Satanás. Mas en nuestra carne ha quedado la concupiscencia; la inclinación al mal no ha sido borrada completamente. Dios quiere que seamos vencedores netos por nuestra propia colaboración. Él lucha en nosotros; su Ágape nos sostiene en la lucha. Pero ese Ágape debe convertirse en Ágape nuestro, porque Dios quiere séquito voluntario, y no forzado, amor desinteresado y libre. Por eso tenemos que tomar la Cruz con sus dos caras. Mientras sigamos bajo el pecado y mientras nuestra voluntad no esté totalmente sometida al Ágape, tenemos que llevar la pasión de la cruz, su vergüenza, debemos mortificarnos: "Mortificationem Domini Iesu in corpore nostro circumferentes - Llevando siempre en nuestros cuerpos la muerte de Jesús" (2Co 4, 10).

El Señor ha triunfado; su Cruz es Cruz de gloria y este glorioso estandarte va delante de nosotros arrastrándonos y dándonos fuerza y valor. Por el momento, nuestra cruz sigue siendo instrumento de muerte: "Mortificamur tota die" - Somos muertos todo el día" (Rm 8,36). Pero con cada avance en la lucha contra la carne y contra el pecado, hacemos que avance nuestro estandarte y nosotros mismos nos acercamos a la Cruz de gloria.

Cada vez que sufrimos una afrenta, una humillación o una enfermedad; cada vez que ejercitamos la obediencia, o mortificamos nuestro cuerpo, o renunciamos a nuestra voluntad, avanza el estandarte de la Cruz. Vistos con los ojos del mundo, cada vez somos más pequeños e insignificantes; pero a los ojos de Dios, la Cruz aparece cada vez más adornada y más gloriosa. A cada acto de amor de la Cruz, se debilita el dominio de Satanás y del mundo, y se acerca el Reino de Dios"

(Odo Casel, El Misterio de la cruz, p. 103s).

¡Ya tenemos más pistas para nuestro trabajo cuaresmal interior!

La cruz maniestada en una afrenta, o una humillación, o una enfermedad, o un acto de obediencia o... ¡¡tantas cosas!!

12 comentarios:

  1. ...su Ágape nos sostiene en la lucha.

    Magníficas indicaciones, don Javier, para nuestro caminar cuaresmal. El misterio de nuestra salvación nos ha sido revelado, descubierto, qué bueno es el Señor. Dichoso aquel que decide en su corazón aceptar la cruz y abrazarse a ella.


    El mismo Dios que dijo:
    "De las tinieblas brille la luz,"
    es el mismo que ha hecho brillar la luz en nuestros corazones,
    para irradiar el conocimiento de su gloria,
    que está en el rostro de Cristo.
    Pero llevamos este tesoro en vasos de barro.
    Para que se manifieste que lo sublime de este amor viene de Dios y que no viene de nosotros.

    LLEVANDO SIEMPRE EN NUESTRO CUERPO EL MORIR DE JESÚS, PARA QUE SE MANIFIESTER EN NUESTRO CUERPO
    QUE ESTÁ RESUCITADO.

    Atribulados en todo, mas no desesperados;
    perseguidos, mas nunca abandonados;
    derribados, mas no aniquilados.
    Y mientras nosotros morimos, el mundo recibe la vida. 2Co 4, 6-12.

    Gracias. Feliz día a todos. Unidos en la oración.

    ResponderEliminar
  2. Precioso, D. Javier. Que nos recuerden que a Satán lo debilitaremos con nuestros actos de amor, me encanta, no solo para este tiempo de Cuaresma, sino para todo tiempo y que vivamos amando y sumergidos en la cruz para derrotar a ese canalla, mejor todavía.

    Gracias por su trabajo. Feliz día para todos.

    ResponderEliminar
  3. Hola don Javier."Dios quiere que seamos vencedores netos por nuestra propia colaboración.... quiere séquito voluntario, y no forzado, amor desinteresado y libre." Abrazaré con más amor mi cruz en cada cosa que salga a lo largo del día.Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Cuando aparece la cruz que Cristo nos da, nos podemos sentir desorientados, y más cuando se trata, por ejemplo, de una humillación, un reproche que te hacen de algo que no has cometido en realidad.

    La Ley del Amor de Jesús nos pide en esos momentos precisos, que sigamos amando a aquel que nos causa ese daño, aceptando ese escozor típico del corazón que acaba de ser fustigado, con dulzura, a ser posible.

    Eso no quita intentar, con paz y libertad interior, hacerle entender al otro que quizás anda errado, pero si no accede, puede ser un acto muy agradable al Señor el aceptar pasar por pecador ante los demás, sin haber cometido aquello de lo que nos acusan.

    Eso le pasó a Jesús y calló como sólo lo sabe hacer Él que tiene el gobierno de todas las cosas.

    Un post genial, Don Javier. Muchas gracias.
    Un saludo cordial a todos.
    ;O)

    ResponderEliminar
  5. La cruz de cada uno. Vaya responsabilidad. ¿Que hacemos con ella? ¿Cómo la entendemos? ¿La amamos o la despreciamos? Que Misterio es la cruz de cada cual. Sobre todo cuando nos damos cuenta que todas las cruces se funden en la fundamental. La Cruz de Cristo.

    Que Dios les bendiga. Les tengo en mi oraciones :)

    ResponderEliminar
  6. Pedid por mí, no vaya a ser -como decía san Pablo- que después de animar a los otros en la carrera, yo sea descalificado. No vaya a ser que predique, pero luego no viva lo anunciado. ¡Qué terrible sería!

    Desde Sevilla:

    Gracias.

    Camino cuaresmal de cruz, no sólo para Cuaresma sino para todo el año -lo dijo después Capuchino de Silos-. Menos mal que la cruz se iluminar con la Pascua. Y la hace gloriosa (al menos, eso esperamos).

    NIP:

    Abrazar con amor. Ojalá. Yo al menos pido abrazarla aunque cueste. Ya lo de hacerlo con amor es un Gracia. El Señor dice cargar con la cruz cada día, pero no dice ni cómo llevarlo ni que haya que ser felices y enamorados de la propia cruz. Llevémosla al menos como podamos.


    Felicitas:

    Prefiero que todos releamos su comentario, porque no da puntada sin hilo.

    Miserere:

    Al final nuestra Cruz se funde en la única Cruz que es fundamental, la de Cristo. Y la de Él se comparte en nuestras pequeñas cruces; digo pequeñas objetivamente, porque subjetivamente, para lo que cada uno vive, es grande y pesada y si no, no es Cruz.

    +

    ResponderEliminar
  7. Atribulados en todo, mas no desesperados;
    perseguidos, mas nunca abandonados;
    derribados, mas no aniquilados.
    Y mientras nosotros morimos, el mundo recibe la vida. 2Co 4, 6-12.

    Los que nos gloriamos en Cristo Señor Nuestro, debemos pasar por la vida asumiendo la Cruz de Cristo, cruz en la cual han de morir nuestros deseos, nuestros apegos, nuestros gustos, nuestras alegrías, nosotros mismos con nuestras limitaciones y nuestros defectos. Morir por los demás es una deuda, morir por quienes nos ciritican, por quienes no nos entienden, por quienes no llegan a ver lo que uno ve, ¿acaso no hizo eso Cristo por nosotros?, murió por quienes le matabamos con nuestros pecados. Por El y en El encontramos nuestras fuerzas, por eso los que nos glorianos en El podremos estar atribulados por todo lo que nos rodea, mas no desesperados; podremos sufir la persecución de quienes nos mal desean, pero no nunca estamos abandonados de El; estaremos derribados por el embiste del enemigo y sus secuaces, mas no nos pueden aniquilar. Porque con cada muerte que sufrimos en el alma y la aceptamos voluntariamente, damos un paso a nuestra propia y eterna vida y de igual modo, damos vida a quienes tenemos junto a nosotros y al mundo entero. MUERTE Y RESURRECCION esa es la victoria de Cristo Jesús, esa es nuestra propia victoria ante nosotros mismos y ante el mundo entero.

    ResponderEliminar
  8. Si ,de a cuerdo llevar la cruz con amor y ¿hacerla llevadera a los demás, también cuenta?, pues a veces montamos carga sobre la cruz de los que mas nos aman. Liberarla un poco del peso (la cruz del prójimo) nos hace parecer a Simón de Cirene.Bendición.

    ResponderEliminar
  9. "Cada vez que sufrimos una afrenta, una humillación o una enfermedad; cada vez que ejercitamos la obediencia, o mortificamos nuestro cuerpo, o renunciamos a nuestra voluntad, avanza el estandarte de la Cruz".

    ¿Significa esto que cada vez que he sido insultado por alguien he ganado el favor de Dios?.

    ResponderEliminar
  10. Que Fuerza tiene la Cruz...Madre mia....si, llevamos el morir de Jesus......y mientras nosotros morimos el mundo recibe la vida...que preciosidad. A ver si este Morir, lo hago carne en mi y pueda "salar" lo que tengo a mi alrededor.....pero sin la oración veo que ni siquiera verla puedo....la Cruz, que se hace ahora Gloriosa.....

    ResponderEliminar
  11. Comparto el comentario de María Auxiliadora.

    Creo que la Gracia no es sólo llevar nuestra propia cruz, aunque se haga con amor, es más, llevar nuestra propia Cruz no es una gracia, creo que es un deber para ser capaces de levantarnos cada mañana, la virtud está en hacerlo con más o con menos amor. Pero la Gracia está ahí, en tender la mano al que va a nuestro lado para ayudarle a llevar su cruz,en hacerle el peso de su Cruz más liviano y,¿ por qué no? secar el sudor de su frente como la Verónica, acompañarlo coo María y Pedro...pero nunca dejar de compartir la Cruz del prójimo.

    "Amaros los unos a los otros como yo os he amado", dijo el Señor. Yasí nos amó él, cargando con nuestra Cruz, subiendose a nuestra Cruz.

    Saludos y una oración por todos y cada uno de vosotros.

    ResponderEliminar
  12. María Auxiliadora:

    ¡claro que llevar los unos las cargas de los otros cuenta! No era el centro de la catequesis de hoy, pero es evidente que la caritas cristiana alivia el peso de la cruz del hermano. Vd. y Carolina coinciden en ese punto y para todos es bueno recordarlo.

    Soldado Vikingo:

    Más que una ofensa aislada, una vez, la cruz es algo más duradero, digamos una situación constante, duradera en el tiempo. Las ofensas también cuentan porque "bienaventurados... si os calumnian de cualquier modo por mi causa".

    Ya no sabría decir, afinar tantísimo, si por una ofensa (aislada, ocasional, puntual) se alcanza el favor de Dios o no. Sí recuerdo un salmo: "si el afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angustias" (Sal 33).

    Gosspi:

    La fuerza de la cruz es tremenda; la misma Cruz del Señor es redentora.

    Unidos a Él, nuestra cruz colabora en la redención del mundo. Al menos, ofrezcámosla.

    ResponderEliminar