lunes, 18 de enero de 2016

Espiritualidad de la adoración (VIII)

Los contemplativos son especialmente maestros de vida cristiana porque han adquirido una 'sapientia cordis', una sabiduría de corazón, por su contacto asiduo y amoroso con el Misterio.


El peso de las palabras de un contemplativo, cuando nos habla de Cristo, es un peso específico y único: no habla de memoria, ni suelta un discurso ya establecido, acomodado a las circunstancias, sino que el verdadero contemplativo rezuma amor a Cristo y habla de ese amor que él ha descubierto porque el Señor se lo ha entregado. Sus palabras merecen atención para que dejen un poso interior.

Carlos de Foucauld es el gran contemplativo de la Eucaristía, cuya vocación y misión en la Iglesia fue adorar al Santísimo para que la vida de Cristo llegase a todos. Simplemente estuvo horas y horas cada día a los del Santísimo expuesto.

Cuando estamos en la adoración eucarística, reposada, sin prisas, llena de amor, la Iglesia se ve santificada y oleadas de gracia salen del Corazón de Cristo a todos los hombres por nuestra intercesión y adoración. Tal vez nos falta esta perspectiva en la adoración, y será Carlos de Foucauld quien nos vaya educando en ella.

"No os atormentéis por verme solo, sin amigos, sin ayuda espiritual: en nada sufro esta soledad, la encuentro muy dulce: tengo al Santísimo Sacramento, el mejor de los amigos con quien hablar día y noche...

[Carlos de Foucauld, ante el Santísimo, se sentía como] en la casa de Nazaret, entre María y José, muy pegado como un hermano pequeño a su Hermano mayor Jesús, noche y día presente en la santa hostia...

Desde su tabernáculo, Jesús irradiará sobre sus tierras y atraerá a Él adoradores... ¿Mi presencia hace algún bien aquí? Si no lo hace, la presencia del Santísimo Sacramento sí hacer ciertamente mucho bien: Jesús no puede estar en un lugar sin irradiar...

No creo hacerles mayor bien que el de llevarles, como María en la casa de Juan durante la Visitación, a Jesús, el bien de los bienes, el santificador supremo, a Jesús que estará siempre presente entre ellos en el Tabernáculo... Jesús ofreciéndose cada día sobre el santo altar para su conversión, Jesús bendiciéndolos cada día para la salvación: éste es el bien de los bienes, nuestro Todo, Jesús" (Cata a Marie de Bondy, 9-septiembre-1901).

¡Cuántas gracias habremos de dar por esta Presencia de Jesús en nuestro Sagrario, en el Sagrario de nuestro parroquia, de nuestra iglesia! ¡Qué agradecimiento debe brotar del corazón cuando vemos a Jesús en la custodia y podamos ser admitidos en su Presencia! Es un don y una gracia inestimables.

"Sagrado Corazón de Jesús, gracias por este primer tabernáculo en país tuareg. Sagrado Corazón de Jesús, irradiad desde el fondo de este tabernáculo sobre este pueblo que os adora sin conoceros. Iluminad, dirigid, salvad estas almas que amáis" (Diario, 8-julio-1903).

Desde el Sagrario se irradia luz a las almas, y así hemos de pedírselo al Señor cada vez que oremos y adoremos al Señor en el Sacramento: que este Sagrario concreto, de esta parroquia, de esta iglesia, irradie su luz sobre las almas que están a oscuras, o que vacilan y dudan, o que sufren... No hay mejor faro que la luz que Cristo emana de su Presencia misma en el Sagrario.

[Carlos deseaba] "una orden de monjes que adoren este Corazón día y noche en la santa hostia expuesta, extendiendo su presencia, la multiplican y, en lugar de un humilde oratorio en Beni-Abbès, elevando a un gran número donde la santa eucaristía y el divino Corazón irradian, luz del mundo, sobre muchas regiones de infieles, durante siglos" (Carta a Marie de Bondy, 12-mayo-1902).

2 comentarios:

  1. ¡qué vida tan preciosa la de Charles de Foucald! Un tesoro, Don Javier. ¡El Señor y la Señora le bendigan en abundancia!

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  2. El abandono radical en Dios inspira una forma de vida y de acción misionera, que está directamente en sintonía con el proceder y las huellas de los apóstoles Si Carlos de Foucauld es un modelo y una referencia para la misión cristiana es, precisamente, por su unión a la fuente de donde brota la vida cristiana que no es otra que el mismo Dios.

    Que la luz de la fe ilumine este nuevo día y que durante el mismo caminemos por las sendas del amor De las Preces de Laudes).

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