sábado, 4 de julio de 2015

Lo que esperamos de la Santa Misa (III)



3. Santidad de vida

La santidad es don precioso del Espíritu Santo que perfecciona el bautismo y lleva a plenitud sus riquezas contenidas en germen.



Es la santidad el pleno desarrollo de la gracia en nosotros y por ello, un don, algo que se recibe con deseo del corazón y súplica del alma.

Si proclamamos que “sólo Tú eres santo”, en el Gloria, nuestra santidad personal es una participación en su santidad, un pálido reflejo de su gloria, verdad y belleza.

La santidad de corte pelagiano, tan centrada en el hombre, es desalentadora y cansada, así como inalcanzable. El hombre no es santo porque sea un “católico comprometido” en mil actividades y grupos, o un convencido de los valores seculares (paz, solidaridad, el diálogo tan mitificado…) el esforzado que cree que todo lo puede si se esfuerza y la gracia viene después, en todo caso.

 La santidad pelagiana nada tiene que ver con la santidad cristiana. Dios obra su santidad en nosotros.


Al celebrar la Eucaristía, ofrecemos la Santa Oblación implorando que nos transforme y nos alcance la santidad de vida:


“Mira, Señor, los dones de tu Iglesia en oración, y concede a quienes van a recibirlos crecer continuamente en santidad”[1].


El don de la Eucaristía nos santifica, es alimento y prenda de santidad, uniéndonos a Jesucristo y espiritualizándonos con el Espíritu Santo:


“Recibe, Señor, las ofrendas que podemos presentar gracias a tu generosidad, para que estos santos misterios, donde tu Espíritu actúa eficazmente, santifiquen los días de nuestra vida y nos conduzcan a las alegrías eternas”[2].


Participar en la Santa Misa es ser conscientes, por tanto, de la llamada o vocación universal a la santidad, que nos viene dada como un don: ¡ser santos!, y dejar que el Señor nos santifique en la liturgia.

 De nuevo, una vez más, Él es el protagonista y la liturgia algo muy distinto y grande y hermoso frente a lo que pretenden mostrar o inculcar tantas celebraciones secularizadas y festivas (humanamente festivas).



[1] OF XV Tiempo Ordinario.
[2] OF XVII Tiempo Ordinario.

2 comentarios:

  1. Buaaaaahhhhhh....
    Me aburro.

    Explíquenos por qué, si la Misa nueva tiene esos fines, se ha eliminado una oración como el "Placeat tibi sancta Trinitas" que tan bella y concisamente expresaba lo que es la Misa??

    Fdo. Pamplinas.

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  2. Participamos en la Santa Misa siendo conscientes de que se nos ha llamado a la santidad, tal y como dice la entrada.

    “El don de la Eucaristía nos santifica, es alimento y prenda de santidad, uniéndonos a Jesucristo”.

    La entrada es una llamada a vivir la Santa Misa recogidos en el Misterio del Señor.

    Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.Aleluya ( de las antífonas de I Vísperas)

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