jueves, 22 de diciembre de 2011

Contemplando el Misterio que se nos dará

Cada día, junto a las Laudes y Vísperas, la Iglesia celebra en la Liturgia de las Horas el Oficio de lecturas, la gran lectio divina de toda la Iglesia. En este Oficio de lecturas, después del himno y tres salmos (o un salmo extenso en tres partes) se proclama una lectura bíblica y otra lectura tomada de los Padres de la Iglesia o de otros santos y autores espirituales.



"El Oficio de Lectura se orienta a ofrecer al pueblo de Dios y principalmente a quienes se han entregado al Señor con una consagración especial, una más abundante meditación de la palabra de Dios y las mejores páginas de los autores espirituales. Pues si bien es verdad que en la misa de cada día es más rica la serie de lecturas bíblicas, no puede negarse que el tesoro de la revelación y de la tradición contenido en el Oficio de lectura es de grande provecho espiritual. Traten de buscar estas riquezas, ante todo, los sacerdotes, para que puedan transmitir a otros la palabra de Dios que ellos han recibido y convertir su doctrina en "alimento para el pueblo de Dios"" (IGLH 55).

La segunda lectura es unas veces una glosa o comentario de la lectura bíblica, otras una lectura continuada de alguna obra o tratado patrístico, y otras muchas son textos al hilo del tiempo litúrgico, verdaderas y preciosas catequesis que permiten, mediante la oración litúrgica, interiorizar el rico patrimonio espiritual de la Iglesia, acogiendo la Palabra, ofreciendo un asentimiento razonable a la revelación, contemplando las maravillas de Dios, dando al alma expresiones eclesiales de la fe, alejando el subjetivismo y sentimentalismo que tanto daño están haciendo.

¿Cuáles son los criterios que la Iglesia considera para esta lectura llamada "hagiográfica"? La Introducción General de la Liturgia de las Horas explica:

"163. La finalidad de esta lectura en ante todo, la meditación de la Palabra de Dios tal como es entendida por la Iglesia en su tradición. Porque la Iglesia siempre estimó necesario declarar auténticamente a los fieles la Palabra de Dios de modo que la línea de la interpretación profética y apostólica se guíe conforme a la norma del sentido eclesiástico y católico.

164. Mediante el trato asiduo con los documentos que presenta la tradición universal de la Iglesia, los lectores son llevados a una meditación más plena de la Sagrada Escritura y a un amor suave y vivo. Porque los escritos de los Santos Padres son testigos preciaros de aquella meditación de la palabra de Dios, producida a lo largo de los siglos, mediante la cual la Esposa del Verbo Encarnado, es decir, la Iglesia, "que tiene consigo el consejo y el Espíritu de su Dios y Esposo" se afana por conseguir una inteligencia cada vez más profunda de las Sagradas Escrituras.

165. La lectura de los Padres conduce asimismo a los cristianos al verdadero sentido de los tiempos y de las festividades litúrgicas. Además, les hace accesibles las inestimables riquezas espirituales que constituyen el egregio patrimonio de la Iglesia y que a la vez son el fundamento de la vida espiritual y el alimento ubérrimo de la piedad. Y por lo que se refiere a los pregoneros de la Palabra de Dios, tendrán así todos los días a su alcance ejemplos insignes de la sagrada predicación".

Sabiendo esto, quisiera que tomáramos en consideración a un autor que en estas ferias mayores se lee en el Oficio de Lecturas y que ilustra, con un sabor especial, el misterio de la Gloria de Dios que se va a manifestar para darnos vida: es san Ireneo, llamado el "primer teólogo cristiano".
El texto ofrece una perspectiva de la economía de la salvación, de la historia de la salvación que se realiza progresiva, gradualmente, hasta darnos todo en Cristo. Lo leímos el 19 de diciembre.

La gloria del hombre es Dios; el hombre, en cambio, es el receptáculo de la actuación de Dios, de toda su sabiduría y su poder.

De la misma manera que los enfermos demuestran cuál sea el médico, así los hombres manifiestan cuál sea
Dios. Por lo cual dice también Pablo: Pues Dios nos encerró a todos en la rebeldía para tener misericordia de todos. Esto lo dice del hombre, que desobedeció a Dios y fue privado de la inmortalidad, pero después alcanzó misericordia y, gracias al Hijo de Dios, recibió la filiacion que es propia de éste.
Si el hombre acoge sin vanidad ni jactancia la verdadera gloria procedente de cuanto ha sido creado y de quien lo creó, que no es otro que el poderosísimo Dios que hace que todo exista, y si permanece en el amor, en la sumisión y en la acción de gracias a Dios, recibirá de él aún más gloria, así como un acrecentamiento de su propio ser, hasta hacerse semejante a aquel que murió por él.
Porque el Hijo de Dios se encarnó en una carne pecadora como la nuestra, a fin de condenar al pecado y, una vez condenado, arrojarlo fuera de la carne. Asumió la carne para incitar al hombre a hacerse semejante a él y para proponerle a Dios como modelo a quien imitar. Le impuso la obediencia al Padre para que llegara a ver a Dios, dándole así el poder de alcanzar al Padre. La Palabra de Dios, que habitó en el hombre, se hizo también Hijo del hombre, para habituar al hombre a percibir a Dios, y a Dios a habitar en el hombre, según el beneplácito del Padre.
Por esta razón el mismo Señor nos dio como señal de nuestra salvación al que es Dios-con-nosotros, nacido de la Virgen, ya que era el Señor mismo quien salvaba a aquellos que no tenían posibilidad de salvarse por sí mismos; por lo que Pablo, al referirse a la debilidad humana, exclama: Sé que no es bueno eso que habita en mi carne, dando a entender que el bien de nuestra salvación no proviene de nosotros, sino de Dios; y añade: ¡Desgraciado de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo presa de la muerte? Después de lo cual se refiere al libertador: la gracia de nuestro Señor Jesucristo.

También Isaías dice lo mismo: Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes; decid a los cobardes de corazón: «Sed fuertes, no temáis». Mirad a vuestro Dios que trae el desquite, viene en persona y os salvará; porque hemos de salvarnos, no por nosotros mismos, sino con la ayuda de Dios (Adv. Haer, 3, 20, 2-3).

Así todos nos podemos aprovechar de esta riqueza aunque no se rece el Oficio de lecturas.



(Y gracias a Aprendiz 2 que nos facilitó el enlace para cantos que realmente son litúrgicos, orantes y fervorosos; son modelos a seguir).

15 comentarios:

  1. Oh, don Javier, magnífico. Este es el punto del misterio de nuestra salvación: Dios nos envía a su Hijo, para liberarnos de la esclavitud del pecado, que promete felicidad pero que en realidad engendra la muerte espiritual, la muerte óntica, la muerte del ser. La verdadera felicidad está en Jesucristo y sin embargo, tantas veces, pensamos que seríamos más felices si nuestra historia fuera distinta...
    ¡Viene el Señor! para redimirnos, por su entrañable misericordia, porque nos ama como nunca nadie lo ha hecho. Para que podamos vivir íntimamente unidos a Él y podamos decir con verdad: ¡Mi amado es para mí, y yo soy para mi amado, que apacienta su rebaño entre los lirios! Ct.6,3.
    Dios nuestro, que, compadecido del hombre caído y sentenciado a muerte, quisiste redimirlo con la venida de tu Hijo, concede a los que en esta Navidad han de postrarse ante él con humildad, para adorarlo hecho niño en Belén, que merezcan gozar eternamente de la compañía de su redentor.
    Feliz día a todos.

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  2. Feliz día, Desde Sevilla.

    Aquí está el núcleo de la revelación, aquí el centro de la economía de la salvación, aquí los grandes misterios de su amor.

    Dios quiera que esta navidad, con experiencia nueva y renovada, empapados del espíritu de la liturgia santa, podamos decir todos: "Mi Amado es para mí y yo soy para mi Amado".

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  3. Me ha encantado el vídeo que has adjuntado. En Madrid lo he escuchado "en directo", tal cual está en el vídeo.

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  4. "Mi Amado es para mí y yo soy para mi Amado".
    Ojalá estas palabras sean una realidad total
    en nuestra vida.
    ¡Muchas gracias Don Javier!
    La música, es una maravilla que nos eleva.
    ¡Feliz y muy santa Navidad!.
    En comunión de oraciones.

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  5. Me encanta la frase "La gloria del hombre es Dios; el hombre, en cambio, es el receptáculo de la actuación de Dios, de toda su sabiduría y su poder."

    Cada día soy más consciente de que el sentido de nuestra vida es ser herramientas de Dios.

    Feliz Navidad!!!

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  6. D. Javier, soy un pequeño utensilio en manos de Dios Nuestro Señor que hoy hasta huelo a comida porque no salgo de la cocina.
    Me gusta la entrada entera, pero me quedo con:«Sed fuertes, no temáis». Hoy me viene que ni al pelo. Espero no perder la fuerza y llegar hasta el final.

    Les deseo felicidad a todos en estos últimos días de Espera.

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  7. Adolfo:

    Es que sí vos sois muy de la "Blasa", la vieja del visillo y demás, yo soy muy de Frisina, de Lucien Deiss, etc.

    Un fuerte abrazo amigo

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  8. Marián:

    Sí, pidamos todos que en esta Navidad, la experiencia litúrgica del Misterio nos lleve a vivir del Amado y en el Amado, que Él lo sea todo para nosotros y nosotros todo para Él

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  9. Miserere:

    Ser receptáculo (no sé el original griego de Ireneo) es dejar a Dios ser Dios, que la gracia obre. ¿La consecuencia? Recibiendo tanto de su poder y Gloria, ser herramientas suyas, instrumentos en el mundo.

    Capuchino:

    ¡Paciencia! Espero que al menos le gusta cocinar.

    Felices dos días de espera del Verbo.

    +

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  10. Descubrí tarde, y gracias a unos ejercicios espirituales, la Liturgia de las horas. Lo que más me impresionó, y me sigue impresionando, es que toda la Iglesia se une en su oración, que cada uno de nosotros se une a la Iglesia universal haciendo realidad el mandato del apóstol Pablo: sed perseverantes en la oración. Según el Catecismo al celebrar la Liturgia de las Horas nos unimos a Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, a fin de ser asociados a su oración incesante y universal que da gloria al Padre e implora el don del Espíritu Santo sobre el mundo entero.

    Le traslado el saludo de "mis insectos" que han instalado "su" nacimiento: figuritas de plastico despintadas por el transcurso de los años (el vestido de la lavandera denota claramente su oficio: lo ha restregado sobre las piedras del río), figuritas "cada una de su padre y de su madre", sin ningún valor artístico con las que, aunque parece imposible, mis hijos logran año tras año un conjunto armonioso ocupando la tercera parte del comedor. En Nochebuena acostaremos al Niño Jesús en el pesebre de plástico y colocaremos el Misterio "bueno" en la entrada.

    Gracias Aprendiz2 ¡Que Dios les bendiga!

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  11. Julia María:

    1) Ese argumento que vd. aporta es el único que me anima muchas mañanas antes del amanecer para entonar el Oficio : con toda la Iglesia, la misma oración de toda la Iglesia, en nombre de la Iglesia entera, por la Iglesia entera.

    2) Déle a sus insectos un beso de mi parte. Si son mayorcitos y no quieren un beso, un abrazo cariñoso. Me alegro de que revoloteando sean capaces de preparar un nacimiento que a lo mejor ni es artístico ni estético, pero que es realmente bello, hermoso.

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  12. Jaja para nada. Simplemente me distrae. Aunque yo soy más de polifonía sacra de toda la vida. Si buscas un poco por mi muro de facebook te darás cuenta...

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  13. Don Adolfo, si yo supiera poner aquí emoticonos, pondría uno con los ojos haciendo chiribitas(;-)

    ¿Que diría un psicoanalista de alguien que le gusta L. Deiss, la polifonía sacra y la Blasa?
    ¡No lo quiero ni pensar...!

    Hablando ya en serio, tengo entenido que el Oficio de Lecturas se puede rezar a cualquier hora del día. Como yo soy más bien de trasnochar, como se puede ver, alguna vez lo he rezado a la hora que se levantan los cartujos: hacia la una y media de la mañana.

    Como se decía en mi pueblo: ¡Buenas noches nos dé Dios!

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  14. Jaja En efecto, el oficio de lecturas se puede rezar a cualquier hora, tomando el himno según la hora del día.
    Buenas noches.

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  15. gracias D Javier ,hago las lecturas diarias con Liturgia de las horas a veces me lio con los haimnos el dia de Navidad cual cogo en Laudes ? me contestais ? Maria

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