jueves, 13 de octubre de 2011

Los santos teólogos son modelo para la teología

Muchas de las catequesis del papa Benedicto XVI ofrecen una reflexión muy profunda sobre qué es la teología, cuál la misión del teólogo, de qué tipo es el procedimiento teológico. Esto en unos momentos de la Iglesia en que la teología se arrincona y se ve sospechosa de todo, una pérdida de tiempo ante "el tajo pastoral", una reducción a ser mero altavoz del magisterio (con obsesión por la "doctrina", aversión a cualquier lenguaje teológico nuevo o una nueva luz).

La audiencia general sobre san Anselmo -como otras que se podrían citar- ilustra la naturaleza de la teología y el método teológico.

"Dios, te lo ruego, quiero conocerte, quiero amarte y poder gozar de ti. Y si en esta vida no soy capaz de ello plenamente, que al menos cada día progrese hasta que llegue a la plenitud" (Proslogion, cap. 14). Esta oración permite comprender el alma mística de este gran santo de la época medieval, fundador de la teología escolástica, al que la tradición cristiana ha dado el título de "doctor magnífico", porque cultivó un intenso deseo de profundizar en los misterios divinos, pero plenamente consciente de que el camino de búsqueda de Dios nunca se termina, al menos en esta tierra. La claridad y el rigor lógico de su pensamiento tuvieron siempre como objetivo "elevar la mente a la contemplación de Dios" (ib., Proemium). Afirma claramente que quien quiere hacer teología no puede contar sólo con su inteligencia, sino que debe cultivar al mismo tiempo una profunda experiencia de fe. La actividad del teólogo, según san Anselmo, se desarrolla así en tres fases: la fe, don gratuito de Dios que hay que acoger con humildad; la experiencia, que consiste en encarnar la Palabra de Dios en la propia existencia cotidiana; y por último el verdadero conocimiento, que nunca es fruto de razonamientos asépticos, sino de una intuición contemplativa. Al respecto, para una sana investigación teológica y para quien quiera profundizar en las verdades de la fe, siguen siendo muy útiles también hoy sus célebres palabras: "No pretendo, Señor, penetrar en tu profundidad, porque no puedo ni siquiera de lejos confrontar con ella mi intelecto; pero deseo entender, al menos hasta cierto punto, tu verdad, que mi corazón cree y ama. No busco entender para creer, sino que creo para entender" (ib., 1). 


Queridos hermanos y hermanas, que el amor a la verdad y la sed constante de Dios, que marcaron toda la vida de san Anselmo, sean un estímulo para todo cristiano a buscar sin desfallecer jamás una unión cada vez más íntima con Cristo, camino, verdad y vida. Además, que el celo lleno de valentía que caracterizó su acción pastoral, y que le procuró a veces incomprensiones, amarguras e incluso el destierro, impulse a los pastores, a las personas consagradas y a todos los fieles a amar a la Iglesia de Cristo, a orar, a trabajar y a sufrir por ella, sin abandonarla nunca ni traicionarla. Que nos obtenga esta gracia la Virgen Madre de Dios, hacia quien san Anselmo alimentó una tierna y filial devoción. "María, a ti te quiere amar mi corazón —escribe san Anselmo—; a ti mi lengua te desea alabar ardientemente" (audiencia general, 23-septiembre-2009).

Así queda delimitada la figura del teólogo y de la teología:

- un profundo deseo de conocer el Misterio de Dios y de expresarlo, pero consciente de que en esta vida no lo abarcará nunca;

-claridad y rigor lógico para elevar la mente a Dios; curiosamente hoy, parece que algunos se creen más teólogos cuanto más enrevesado e incomprensible es el lenguaje.

-El teólogo debe recorrer tres fases: la fe, la experiencia (vivir el Misterio de Dios, la integridad y coherencia, ser hombre cabal) y el conocimiento (intuición contemplativa).

-Al teólogo le debe mover el "el entender para creer"; fe y razón van unidas.

-Amar la verdad y una constante sed de Dios deben dirigir la inteligencia y el corazón del teólogo.

Entonces habría una teología fecunda; entonces habrá teólogos verdaderos.

16 comentarios:

  1. "No busco entender para creer, sino que creo para entender" Esta frase define claramente nuestra respuesta ante la llamada de Cristo.

    Que Dios le bendiga D. Javier. Un abrazo en el Señor a todos los compañeros. Unidos en la oración :)

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  2. Buenos días doc Javier.Me quedo especialmente con "Al teólogo le debe mover el "el entender para creer"; fe y razón van unidas." ¿Nos puede hacer una alineacióncon sus teólogos favoritos para ganar la mundial?.Un abrazo.

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  3. Lo que quiero es, únicamente, tener fe en todo momento. La razón para los teólogos. A veces se me olvida pedírsela al Señor. Que me la aumente. Es que soy muy "trapo".
    Me encanta la entrada.

    Feliz día para todos.

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  4. Don Javier, dice usted:

    -"Amar la verdad" -esto es sinónimo de amar el Magisterio, porque el Magisterio ES el sentido de la Escritura y la Tradición, es decir, la Verdad.

    El Magisterio no es sólo un conjunto de documentos con autoridad docente. No. El Magisterio es la verdad revelada contenida en la Escritura y la Tradición. Es, pues, el OBJETIVO del teólogo.

    Dice vd.:

    -"claridad y rigor lógico para elevar la mente a Dios; curiosamente hoy, parece que algunos se creen más teólogos cuanto más enrevesado e incomprensible es el lenguaje."-- absolutamente de acuerdo.

    La verdad es profunda y sencilla, no simple, sino sencilla. El lenguaje complicado aleja de la verdad. El lenguaje sencillo y profundo la sondea.

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  5. No comparto esa visión de la situación actual de la Iglesia como una "caza de brujas" del teólogo.

    Lo que ocurre es que, tras treinta años de rebeldía y desobediencia teológica generalizada e impune, que tanto han vaciado las Iglesias y hecho estériles los seminarios, es necesaria la vuelta a la obediencia, al Magisterio, a la Verdad.

    La Iglesia debe, en bien de las almas, reaccionar contra la impunidad de muchos (no todos) pero sí muchos teólogos que han difundido en estos últimos decenios, a través de poderosos medios de comunicación, y de forma masiva, ideas heréticas y errores sin cuento, que han dañado gravemente la fe del pueblo.

    Esto es un hecho. Es la realidad, aunque sea dura de aceptar. Ahora más que nunca es necesaria la vuelta a la doctrina sana y saludable, a la verdad, a la alegría de la obediencia sumisa y pura de la fe.

    No sé en su diócesis, pero en la mía, el catecismo brilla por su ausencia en las escuelas de catequistas, se ve con sospecha a los obedientes al Magisterio, se propagan las ideas de Castillo, Pagola, Khün y compañía sin control ninguno. Es una situación muy grave.

    Es duro de decir, pero es la verdad. Hace falta reaccionar, y advertir a los fieles contra los desvaríos de los teólogos disidentes de moda que alejan de la fe a la gente.

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  6. No hemos de olvidar que la teología es una disciplina sierva de la Revelación, sujeta a la voluntad de Dios, y en que las categorías de "originalidad", "creatividad", "personalidad" etc., están sujetas a las necesidad de la Iglesia.

    En los tiempos que corren, el teólogo ha de sufrir, si es voluntad de Dios, una especie de kénosis, un anonadamiento, una servidumbre a la Iglesia, en bien de la salvación de las almas, a imagen de Cristo, que siendo Dios se anonadó por su pueblo por la obediencia y la servidumbre y no reclamó aquello que por derecho le correspondía.Pues está en juego la salvación de las almas por la Verdad, es decir, por el Magisterio.

    Que un teólogo se dedique a explicar y profundizar en el Magisterio me parece, hoy día, en tiempos de Pagola y compañía, un acto de una humildad heroica.

    Un abrazo muy fuerte

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  7. Todo lo anterior lo digo a modo de complemento, porque sé que realmente pensamos lo mismo.

    Saludos

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  8. A muchos teólogos yo les diría¿ como es vuestro
    encuentro con Cristo? ¿ Es personal?¡Vivo?
    O solo de conocimiento, de estudio.
    Dios les bendiga.

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  9. Buenas noches, amigos.

    Todas estas catequesis sobre qué es la teología tienden a que todos reconozcamos su valor, su función, su grandeza y sus límites, aunque no nos dediquemos todos al estudio teológico y la producción científica. Pero considero que es algo importante reconocer su naturaleza y tarea en la Iglesia.

    Aunque no olvidemos todos, por favor, que la fe y la razón (inteligencia) van unidos en todos, deben ir unidas en todos nosotros.

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  10. NIP:

    A su pregunta, me atrevo únicamente a sugerir.

    La Teología dogmática tiene para mí como exponentes "de pata negra" como el buen jamón, aunque con algunas obras mejores que otras a mi gusto y entender: Danielou, Congar, Balthasar, De Lubac, Ratzinger y, si bien no es propiamente un teólogo dogmático, me ayudó a entender ciertas relaciones y verdades Don Giussani. Estos son los autores que he procurado leer desde hace muchos años y empaparme de ellos.

    Hay que sumarle, para conocer bien la teología, a los Padres de la Iglesia, y entre ellos, para mí, san Agustín y san Hilario de Poitiers en Occidente, san Atanasio en Alejandría.

    Espero que esto sirva de orientación... pero es una síntesis apretada de mis años de lectura personal y estudio.

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  11. Alonso:

    Sí, pensamos lo mismo.

    En mi diócesis y en los ámbitos en que me muevo, no hay problemas ni de disidencia ni de contestación. El Catecismo es lo habitual. Los pseudo-teólogos que Vd. cita ni se miran, sobre todo, porque fabrican más bien una ideología que una teología.

    Yo lo que percibo es el signo contrario: un tucciorismo (¿se escribe así?), una certeza que es absoluta, seguridad y rigorismo. Por decirlo de alguna forma, una "teología de manual", segura, ortodoxa, que sólo hay que memorizar y no pensar.

    Como ve mi experiencia es diametralmente opuesta a la suya y por eso incido en los aspectos contrarios. El fondo, evidentemente, es el mismo en lo que ambos pensamos.

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  12. Marián:

    Esa pregunta es clave. Una verdadera teología nacerá de hombres que viven de la liturgia, experimentan un trato orante y contemplativo con el Señor y se sitúan en el corazón de la Iglesia y no al margen. ¡Pobre del que se autoconstituye en profeta! Sí, porque han surgido los "teólogos-profetas" que arrojan ideologías a la cara.

    Antes que nada, la teología se hace de rodillas, orando, contemplando lo estudiado y tratándolo cara a cara con Cristo.

    +

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  13. Don Javier, la seguridad doctrinal, la ortodoxia, la teología de manual... son cosas buenas.

    Estoy de acuerdo con que no debe quedarse ahí, que hay que servir en lo que la Iglesia necesite apuntando alto con la guía del magisterio. pero esas cosas que cita son buenas, excepto lo del rigorismo... El rigor es bueno, el rigorismo no.

    Con su último comentario, plenamente de acuerdo.

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  14. La teología es una ciencia crucificada, hija de la obediencia, que se hace esclava para que todos los saberes se hagan libres.

    Es la kénosis de la Ciencia de Dios.

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  15. Alonso:

    Claro que un manual es bueno; es más, es imprescindible para una buena cimentación.

    Pero luego hace falta más.

    La teología, o mejor, el estilo de lo que veo, es la consecuencia del rigorismo, no del rigor.

    Un cordial slaudo

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  16. Por cierto, en esa lista de teólogos ha de brillar como el sol de toda teología, sea dogmática, sea ascético-mística, sea moral,

    el Doctor Universal, Santo Tomás de Aquino, que es indispensable e insustituible, y del que dice el Magisterio de la Iglesia:

    "La Iglesia ha propuesto siempre a santo Tomás como maestro de pensamiento y modelo del modo correcto de hacer teología" (Fides et Ratio, 43)

    Su enseñanza es importantisima para ir sobre camino recto, bajo la Guía, como siempre, del Magisterio. Y es necesario además para comprender bien a San Agustín y no caer en los errores del agustinismo radical.

    El Magisterio de la Iglesia, en innumerables documentos, lo propone como fundamento de todo estudio teologico.

    De entre los teólogos luturgistas, destacaría a Courbon, un grandísimo maestro, y Lois Bouyer, y entre los españoles al gran Royo Marín.

    un saludo

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