12. ¿Eres
tú o tenemos que esperar a otro? Las obras de Cristo están patentes y
son fruto hoy de su Presencia en la vida de nuestros hermanos: el perdón
que vence cualquier ofensa sin resentimiento; la paz en medio de
tormentas de la vida; la alegría comunicativa, tal vez, en medio de una
enfermedad... Es Cristo quien lo logra. Con esas obras, ¿de verdad vamos
a fiarnos de otro? ¡Es Él! Ven. Ven.
13. Cristo
sigue siempre pasando por la vida: unos Cursillos, un retiro, unos
Ejercicios, una catequesis, una homilía, un rato de adoración, una
enfermedad, una persona... sólo hace falta estar atentos como Zaqueo,
deseosos de Él, necesitados de su Presencia.
14. El
evangelio de Zaqueo es evangelio de esperanza: la misericordia inmensa
de Cristo que sigue pasando por nuestra vida. Ni se escandaliza de
nuestros pecados y debilidades, ni nos juzga con desprecio. Va a nuestro
encuentro pasando por nuestra vida. Quien lo acoja, halla la salvación,
cambia de vida, experimenta una plenitud única.
¡Qué bien, Señor, que no huyes de mí, ni pasas de largo!, ¡no me condenas, no me humillas! Me amas, me aceptas, me acoges, me abrazas y me transformas.
¡Qué bien, Señor, que no huyes de mí, ni pasas de largo!, ¡no me condenas, no me humillas! Me amas, me aceptas, me acoges, me abrazas y me transformas.
Reinamos con Cristo, y hacemos que su Reino avance, no
en nuestros logros y éxitos, incluso en el apostolado, sino cuando
triunfa la Cruz, y vivimos en el aparente fracaso: vencer un día el
egoísmo, otro día no permitir que el rencor anide aun cuando nos han
hecho daño o traicionado. Reinamos con Cristo con tantas cosas ocultas,
sobrenaturales, vividas y ofrecidas: un buen rato con Cristo en el
Sagrario.
¡Nos tomarán por tontos, como a Cristo!, pero así reinamos y el Reino de Cristo avanza.
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