Los mecanismos y leyes de la liturgia, al ser explicados, nos iluminan para comprender la liturgia, vivirla mejor, realizar con solemnidad y con sentido.
La liturgia suele tener un esquema celebrativo fijo, unas partes concretas, donde luego se insertan otros ritos en días solemnes o en celebraciones sacramentales; partes más breves en días feriales, y más desarrolladas en las celebracions dominicales y solemnes.
5.
La liturgia tiene su ritmo y estructura
celebrativa. En líneas generales, cada acción litúrgica, de un modo más
desarrollado y amplio, o más breve, posee una estructura común:
Preparación
– Liturgia de la Palabra
– Liturgia sacramental – Ritos de conclusión
Esa
estructura se vuelve diáfana si celebra con ritmo y proporción, y no
desfigurando esa estructura prolongando excesivamente, por ejemplo, la Liturgia de la Palabra con moniciones,
explicaciones y homilía interminable, para luego reducir tiempo y apresurarse a
ejecutar la Liturgia
sacramental. Entonces es cuando la liturgia se vuelve complicada y extraña
porque se no adivinan cuáles son sus partes ni sus líneas claras.
No puede
haber 25 minutos de homilía y luego, sin más, emplear la plegaria eucarística
II por ser más breve, sin cantar nada, ni el prefacio ni las aclamaciones
(Sanctus, “Este es el sacramento de nuestra fe” “Por Cristo… Amén”), por
aligerar. Eso es lo que vuelve a la liturgia complicada y extraña.