31. Es momento de que incidas y
subrayes ese amor personalísimo a Cristo que pueda ir expulsando todo temor. De
su Amor luego irás repartiendo a los demás.
32. Dios no se deja confundir por
nuestro pecado. Él siempre vuelve a comenzar con nosotros. No obstante, espera
que amemos con Él. Él nos ama para que nosotros podamos convertirnos en
personas que aman junto con Él
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