¡Salve Cruz, nuestra única esperanza!
Hemos comenzado ya el Triduo pascual. La Misa en la Cena del Señor como oficio de Vísperas ha dispuesto el corazón de la Iglesia-Esposa para que entre, adorando, amando, en el Triduo pascual y se una a su Esposo, Jesucristo.
Es la Hora. Ha sonado la Hora, aquella Hora para la que el Hijo había venido y que anhelaba. Esta es la Hora en la que va a ser glorificado: será elevado en la cruz, y cuando Él sea elevado, atraerá a todos los hombres hacia Sí.
Es la Hora. Ha sonado la Hora, aquella Hora para la que el Hijo había venido y que anhelaba. Esta es la Hora en la que va a ser glorificado: será elevado en la cruz, y cuando Él sea elevado, atraerá a todos los hombres hacia Sí.
Es la Hora. Hemos iniciado el Triduo pascual.
Es la Hora. Permanecemos unidos al Señor en su Pascua.
Es la Hora. Va a ser glorificado.
Adoremos al Señor, el Rey de la Gloria y meditemos y contemplemos la Cruz de Cristo que en la Pascua deviene Cruz gloriosa, árbol de salvación.
¡Salve Cruz, nuestra única esperanza!
Como jaculatorias a lo largo del día, que nos preparen a la celebración litúrgica o que la prolonguen, podríamos orar diciendo:
- Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos; por el madero ha venido la alegría al mundo entero (antífona bizantina)
- Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu santa Cruz redimiste el mundo.
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