24.
La esperanza todo lo suaviza, y es el Espíritu el que da su esperanza, una
esperanza que no defrauda. Cristo resucitado es nuestra esperanza, destruyendo
todas nuestras muertes y abatimientos. Si Él está vivo, la historia es proyecto
salvador y Él triunfará sobre todas las cosas.
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1. Cuando no hay grandes cambios
ni problemas urgentes en la vida espiritual, es que la marcha ha recobrado la
serenidad después de cierto tiempo de inquietud y orden de vida y el Señor va
santificando más dulcemente. Siempre la consolación y la desolación se alternan
en la vida espiritual; has pasado por tiempos de desolación, de exigencia, de
necesidad de crecer, ajustarte en lo interior... y ahora viene momentos donde
puede despuntar la consolación, o al menos su inicio, para que sea el Señor el
que te lleve más interiormente, con más pausa. Déjate conducir.
2. Si bien la oración puede tener
experiencia “sensible” del Señor, en un sentimiento interior diáfano de su
Presencia, otras veces sólo la fe indica que está el Señor; es normal, es lo
habitual, “saber que está”, y sabiéndolo más que sintiéndolo con los sentidos
interiores, hablarle y mirarle. Siempre es una gran ayuda para sentir y
experimentar la presencia de Cristo mirar al Sagrario y mirarle en la custodia.
Suele ser la experiencia de mayor devoción. Mira al Sagrario y graba tu
Sagrario en tu corazón, para que cuando estés en el trabajo o donde sea, tu
conversación interior con el Señor se dirija al Sagrario que tienes en tu mente
grabado.
3. La
sencillez es la virtud de los santos, es decir, el “descomplicar” lo que antes,
por orgullo, precipitación, impaciencia o por lo que sea, complicábamos y
elevábamos a categoría de problema. Los santos son más sencillos, más “descomplicados”,
sobre todo, porque son “más normales” en la normalidad de Dios, en su poder y
sabiduría. Mejor así: sin tanto agobio, ni enfado, ni hacer un problema por
cosas que no lo son en realidad, ¡qué más da! Eso es una mirada serena y
sobrenatural que da la paz interior, la mirada de los santos.
4. Camina
hacia la santidad, pero con el ritmo y las prisas del Señor, no las propias
exigencias tan férreas. Ama a la
Iglesia desde tu puesto en el Cuerpo Místico, pues todos los
santos tuvieron un gran sentido de Iglesia y de amor a Ella.
¡Qué hermosa entrada y bellas fotos!
ResponderEliminarEnhorabuena don Javier.
Abrazos fraternos.