"Por eso, nosotros, llenos de alegría,
salimos al encuentro del Salvador,
mientras te alabamos con los ángeles y los santos,
cantando sin cesar: Santo..."
¡Salimos al encuentro del Salvador!
El Señor hoy, a los cuarenta días de su Natividad, entra en el Templo para cumplir lo prescrito por la ley. Él viene a nosotros y en un mismo movimiento, nosotros salimos para encontrarnos con Él. Es la fiesta de la Luz, del Encuentro, del Abrazo. "Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel", por eso salgamos al encuentro del Señor con las lámparas encendidas (que decía una antífona de Adviento) y seremos iluminados por Él.
Su luz nos hará ver la luz, Él que es la Luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene a este mundo; Él, que es la Luz del mundo y así quien le sigue no camina en tinieblas sino que tendrá la luz de la vida.
Me atrevería a afirmar que la teología de la Fiesta de hoy y su plácida meditación en los distintos temas los podemos hallar en las preces del Oficio divino, tanto de Laudes como de Vísperas.
1) El tema de la luz y del encuentro:
- Consuelo de Israel, a cuyo encuentro salió el justo Simeón en el templo, haz que también nosotros salgamos a tu encuentro en la persona de nuestros hermanos.
- Cristo Salvador, que eres luz para alumbrar a las naciones, ilumina a los que no te conocen, para que crean en ti, Dios verdadero.
- Redentor nuestro, que eres gloria de tu pueblo Israel, haz que tu Iglesia brille entre las naciones.
- Esperado de las naciones, de quien la profetisa Ana hablaba a todos los que aguardaban la liberación de Israel, enséñanos a hablar debidamente de ti a todos.
- Jesús, deseado de todos los pueblos, a quien los ojos del justo Simeón vieron como Salvador, haz que tu salvación llegue a todos los hombres.
3) El sacrificio (un par de tórtolas o dos pichones) que se ofrece por rescatar al Primogénito conduce a considerar nuestro propio sacrificio con Él:
- Cristo Jesús, tú que, según mandaba la ley, quisiste ser presentado al Padre en el templo, enséñanos a ofrecernos contigo en el sacrificio de tu Iglesia.
4) El dolor de la espada de María y de quienes sufren por el seguimiento de Cristo:
- Señor, en cuya presentación fue anunciada a María, tu madre, una espada de dolor, fortalece a los que sufren tribulación por causa de tu servicio.
Con estas líneas teológicas podemos considerar la fiesta del Encuentro, la Presentación del Señor y la ofrenda de María, la Virgen Madre, entregando a su Hijo.
Es la fiesta de la Luz, del Encuentro, del Abrazo. "Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel", por eso salgamos al encuentro del Señor con las lámparas encendidas (que decía una antífona de Adviento) y seremos iluminados por Él.
ResponderEliminarDe todas formas, no es solamente de Simeón, sino de todo el género humano que se deben comprender estas palabras. Si alguien deja el mundo, si alguien es liberado de la prisión y de la morada de los cautivos para alcanzar la realeza, que tome a Jesús en sus manos y lo rodee con sus brazos, que le coja entero y lo apriete contra su corazón, y entonces, saltando de gozo, podrá irse donde desee. Orígenes, presbítero y teólogo.
De las homilías sobre el evangelio de Lucas, nº 15
Hola D.Javier, no tan temprano seguramente, estábamos con las velitas encendidas en la parroquia de S.Juan Bosco -con una guarnición de recias monjas del colegio del Santísimo Sacramento en los primeros bancos- muy cerrado imaginando la Presentación, Simeón, la de Fanuel y la escena del templo, ahora que leo la catequesis de hoy, me doy cuenta de esa Espera, de ese Encuentro.
ResponderEliminarMe gusta la parte del rescate por el que recuperamos como hombres la "propiedad" del Cordero que luego, a su Hora, ofrecemos como expiación algo legalmente "nuestro".Un abrazo.
Gracias Padre Javier. Hermosa reflexión. Que el Espíritu de Dios presente esa mañana en Simeón, se derrame siempre sobre nosotros en abundancia para ver lo que el Señor nos muestra.
ResponderEliminarUn abrazo fraterno,
El es la Luz: Esto lo pienso a cada momento, porque sin El voy a oscuras, como una ciega dando palos de ciegom claro está. La Luz es la que me muestra el camino para ver lo que tengo a mi alrededor, sino hago de la oscuridad un reino de muerte, donde muero yo la primera.....Es preciosa su reflexion y le pido por hermanos mios en la fé que estan sufriendo esta oscuridad Vale? Gracias
ResponderEliminarA mí me llama la atención en las preces de laudes, la manera tan preciosa y con tanto cariño con que la Iglesia esposa invoca a Cristo:
ResponderEliminarCristo Jesús, Señor, Redentor nuestro, Cristo Salvador, Consuelo de Israel, Esperado de las naciones, deseado de todos los pueblos.
"Apresúrate, oh anciano feliz,
ResponderEliminary se cumplirá en ti el gozo prometido;
muéstranos a todos esa Luz,
que ha de revelarse a los gentiles.
LLevan los padres a Cristo y,
en el templo, ofrecen al Templo,
al que, sin deber nada a la Ley,
quiso someterse a ella".
...
Muchas gracias, D. Javier
"Senex puerum portabat:
ResponderEliminarpuer autem senem regebat:
quem Virgo peperit,
et post partum virgo pernansit:
IPSUM QUEM GENUIT, ADORAVIT."
N.B. Si no fuera por la enemiga que nuestra Jerarquía en España le tiene a la lengua oficial de la Iglesia, a la música oficial del Rito Romano, a todo lo que llama al corazón y a los sentidos en la Divina Liturgia... lo mismo esto se habría cantado hoy aunque sólo fuese en una iglesia, una sola, de este país.