El artículo publicado, que hemos ido leyendo en el blog, termina con unas brevísimas conclusiones, dada la extensión que la revista concedía por artículo.
Tal vez de la lectura de entradas anteriores hayan surgido más conclusiones, más reflexiones, que se puedan compartir.
Sí queda claro que la liturgia posee belleza, que ésta debe ser cuidada, y que la belleza de la liturgia nos eleva y transforma en la Suma Belleza de Dios mismo.
Donde no hay belleza, difícilmente habrá orden, devoción y espiritualidad sinceras.
5. Conclusiones
La
belleza, la significatividad, la hermosura, la expresividad. Esto sí es un
estilo estético eclesial, lleno de noble sencillez, y participando de las tres
grandes cualidades de la estética: armonía, unidad, proporción. Una belleza
traspasada de verdad en su significado, en su sencillez, y una belleza
litúrgica que haga trascender el espíritu humano hacia la Hermosura siempre
antigua y siempre nueva.