viernes, 10 de diciembre de 2010

Prefacio I de Adviento

El Prefacio I de Adviento, que se canta hasta el 16 de diciembre, dice bellamente:

Quien al venir por vez primera en la humildad de nuestra carne,
realizó el plan de redención trazado desde antiguo
y nos abrió el camino de la salvación;
para que cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria,
revelando así la plenitud de su obra,
podamos recibir los bienes prometidos
que ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar.

Por eso, con los ángeles y los santos, cantamos...

“Quien al venir por vez primera en la humildad de nuestra carne”.

    Vino el Señor, tomando carne humana en el seno virgen de Santa María. Asume lo humano, humilde (a ras de tierra): la mortalidad, la caducidad, lo perecedero, lo insignificante. Asume lo humano (voluntad, memoria, inteligencia) y el pecado, para que lo asumido pueda ser redimido.

“Realizó el plan de redención trazado desde antiguo”.

    Hay una línea continua en la historia para hacerla historia de salvación: todo apuntaba a Cristo. Los profetas señalaban a Cristo, los salmos hablan de Cristo, y Cristo realiza lo que estaba significado en las figuras del Antiguo Testamento: Cristo es el verdadero Abraham, el verdadero Moisés,  el verdadero David...

“Y nos abrió el camino de la salvación”.

    Los cielos estaban cerrados por el pecado de Adán, pero Cristo asume para redimirnos, abre los cielos, se constituye en Camino para nosotros y desde entonces el camino de salvación es la humildad del Verbo Encarnado.

“Para que cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria”.

    Nuestra esperanza es que Cristo va a venir, Él es la plenitud, la culminación de la historia. Vendrá con gloria, honor y poder, el Señor Glorificado: ¡todo está incompleto hasta que venga el Señor!

“Revelando así la plenitud de su obra”.

    Cuando venga el Señor todo quedará desvelado, Él iluminará todo, la redención llegará a pleno término. Es esa necesidad de plenitud lo que hace que la Esposa clame a su Señor: “¡Ven, Señor Jesús!”.

“Podamos recibir los bienes prometidos”

    El Señor nos llena de promesas: santidad, redención, vida eterna, Amor infinito... colmando las esperanzas humanas y sobrenaturales. Lo que Él ha prometido nos lo dará. La esperanza, una vez purificada la memoria, anhela lo prometido.

“Que ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar”

    El Adviento,  purificando la memoria, ordenando lo interior en tensión, en deseos, nos impulsa a esperar con absoluta confianza en Aquel que nos hizo sus promesas. La vigilancia es actitud y deseo del corazón, estar atentos al Señor y a su venida.

5 comentarios:

  1. La esperanza, una vez purificada la memoria, anhela lo prometido.
    El Adviento, purificando la memoria, ordenando lo interior en tensión, en deseos, nos impulsa a esperar...
    Todo ésto, aún no acabo de entenderlo. Pero sí me he acordado de un canto de los neocatecumenales basado en Isaias 35:

    "Porque El abrirá un camino de salvación
    una senda, una vía para los pobres
    y por ella retornarán los rescatados del Señor
    todos los pobres, ciegos y cojos,
    los alejados del Señor, los pecadores"

    Ese es el estribillo, el canto comienza con una gran invitación a la esperanza, muy adecuado para este tiempo:

    "Decidle a los de corazon cansado,
    decídselo, decídselo a los pobres:
    Animo, no temais,
    que vuestro Dios viene a salvaros.
    Ya se abren los ojos de los ciegos,
    se abren los oidos de los sordos,
    el cojo salta como un ciervo
    grita de júbilo la lengua del mudo.
    Porque El abrirá un camino de salvación..."

    Ese camino de salvación, a mí me parece que no es otra cosa sino su Cruz. Ella es la esperanza verdadera para los ciegos, cojos, pobres y pecadores.

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  2. Me acosas por detrás,me atacas por delante,
    y al mismo tiempo tienes puesta sobre mí tu mano.
    Esto es ciencia misteriosa para mí,
    ciencia que no llego a comprender,
    ciencia tan alta que yo no la entiendo.

    Señor, tú me escrutas y conoces, sondeas y pruebas mi corazón...

    En la cruz es donde Dios ha querido que lo encontremos, necedad para los gentiles y escándalo para los judíos... Lecho de amor, donde nos ha desposado el Señor.

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  3. Uhm, creo que Desde Sevilla es de los Kikos :-)

    Yo no lo soy, pero estuve con ellos el tiempo suficiente para memorizar sus cantos, bíblicos casi todos, y sólo eso me ha ayudado tanto...

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  4. Cuando venga el Señor todo quedará desvelado, Él iluminará todo, la redención llegará a pleno término. Es esa necesidad de plenitud lo que hace que la Esposa clame a su Señor: “¡Ven, Señor Jesús!”.




    Ea, pues, alma fiel, prepara tu corazón a este Esposo para que quiera venirse a ti, y
    hablar contigo.
    Porque él dice así: Si alguno me ama, guardará mi palabra, y vendremos a él y haremos
    en él nuestra morada.
    Da, pues, lugar a Cristo, y a todo lo demás cierra la puerta.
    Si a Cristo tuvieres, estarás rico, y te bastará.
    TOMÁS DE KEMPIS

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  5. ¡Ven, Señor Jesús! que mi alma hoy está de aquella manera.
    ¡Si pudiera cerrar la puerta a todo lo demás...!

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